Los edificios de viviendas que obtienen calor y agua caliente a partir de un sistema de calefacción central, ¿por qué normativas se rigen?
A fecha de publicación de este artículo (27 de marzo de 2017), la normativa a aplicar depende del tipo de edificio:
- Los edificios de nueva construcción se rigen por el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE) que entró en vigor en 1999, aprobado mediante Real Decreto 1751/1998. Es por ello que las viviendas de edificios con sistema de calefacción central deben disponer de un contador que permita repartir costes de acuerdo con el consumo.
- Los edificios existentes, según el artículo 9 de la Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energética, establece ciertas obligaciones relacionadas con la contabilización individualizada de consumos de energía, entre ellas la relativa a la energía térmica de los sistemas de calefacción centralizado. Aunque la Directiva debería haberse transpuesto al ordenamiento jurídico español en junio de 2014, -de hecho es una medida que lleva aplicándose durante décadas en otros países de la Unión Europea- todavía está pendiente la adaptación al sistema normativo de nuestro país.
El objetivo de estas medidas es que el consumidor tenga derecho a pagar en función de lo que gasta y conocer su consumo de manera periódica para adecuar el uso que hace de la energía.
Calefacción central y potencial de ahorro
A pesar de este retraso legislativos, en edificios existentes es, por tanto, muy aconsejable la instalación de contadores o repartidores de costes como forma de potenciar el ahorro y la eficiencia energética de los sistemas de calefacción central. Un ahorro que se multiplica y potencia con la instalación de válvulas termostáticas en los radiadores que permitan a cada persona regular su consumo de calefacción además de contabilizarlo.
Las cifras así lo avalan:
- Se pueden conseguir ahorros superiores al 30% gracias al reparto individualizado de los gastos de calefacción, según las estimaciones del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), así como la experiencia observada en otros países europeos desde hace más de cuarenta años.
- Si además se emplean válvulas termostáticas mejora el ahorro y la eficiencia energética de la instalación. La función de estas válvulas es cerrar o abrir el paso de agua caliente del radiador según se alcance o pierda la temperatura deseada en la habitación. Es decir, que ofrecen la posibilidad de que las estancias no se calienten por encima de lo deseado. Hay que recordar que por cada grado centígrado ‘extra’ al que se regula la calefacción, aumenta el consumo de energía hasta un 7%.
- Entre ambas medidas (instalación de contadores/repartidores de costes y válvulas termostáticas), se calcula un ahorro medio del 24,7% en el consumo de calefacción, según datos del Estudio sobre ahorros derivados de la contabilización individual de calefacción en España realizado por la Universidad de Alcalá para AERCCA (Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción).
Se calcula que 1,1 millones de hogares en España tienen calefacción por columnas y la norma les obligará a instalar repartidores de costes en los radiadores de sus viviendas.
A esto hay que sumar que unas 600.000 viviendas con calefacción “en anillo” deberán instalar contadores para individualizar su consumo de calefacción, ya que la configuración de su sistema de calefacción hace que no sea estrictamente necesaria la instalación de repartidores de costes.
Desde diversas regiones españolas han empezado a llegar datos y estimaciones de cuántas viviendas necesitarían adaptarse a la normativa y cuál sería el ahorro energético tras hacerlo:
- Según cálculos del sector, en el País Vasco, esta media afectaría a unos 120.000 hogares distribuidos en 2.200 comunidades de vecinos.
- En Asturias, un reportaje emitido en el canal 10 Noticias de TV Asturias estima ahorros de hasta 9 millones de euros gracias a la instalación de repartidores de costes.
- En Castilla y León, se calcula que unas 150.000 viviendas no disponen de sistemas de contabilización individualizada. En una región como Salamanca, por ejemplo, entre 15.000 y 20.000 viviendas se verían afectadas por este cambio de normativa (Datos de la Asociación de Empresarios Salmantinos de Fontanería y Calefacción, AESFONCA).