Mucho se ha escrito y argumentado sobre que, tanto para las instalaciones térmicas como las lumínicas, es recomendable:
- Comprar equipos de la mayor eficiencia energética ya que, realizan un consumo energético menor y ofrecen el mismo nivel de prestaciones que otros menos eficientes energéticamente.
- En el caso específico de los sistemas de calefacción, climatización y aire acondicionado, hay que tener en cuenta que, por lo general, los sistemas individuales gozan de menos eficiencia energética que los colectivos.
Pero, además, un aspecto fundamental para sacar el mayor partido de estos equipos es utilizar mecanismos de gestión y control que permitan ahorrar energía. Estos dispositivos permiten realizar una utilización inteligente de los equipos, adaptando su uso a las necesidades reales del edificio.
¿En qué consisten?
Los mecanismos de gestión y regulación permiten programar el funcionamiento de equipos por franjas horarias o establecer niveles de iluminación o rangos de temperaturas deseadas.
También permiten modificar y mejorar algunas de las condiciones energéticas que caracterizan las estancias de un edificio dependencias.
Aunque algunas instalaciones no cuentan a priori con estos mecanismos, es posible instalarlos después. De ese modo, el funcionamiento de los equipos se ajustará a las necesidades reales del edificio y de sus ocupantes, gracias a lo cual se ahorra energía.
¿Qué tipos de mecanismos de gestión y control se pueden instalar?
Son mecanismos de control los detectores, los reguladores, los termostatos y otros sistemas análogos. Algunos de los más recomendados en los edificios tanto residenciales como de viviendas son:
- Instalar toldos o paneles regulables en las ventanas de las fachadas orientadas a mediodía. Se pueden conseguir ahorros considerables de hasta el 20% de la energía que consume el aire acondicionado, evitando la penetración de la radiación en el interior. El movimiento del aire produce una sensación de disminución de la temperatura y su consumo es muy bajo.
- Reguladores electrónicos de intensidad luminosa. Permiten aprovechar al máximo la luz natural, haciendo uso de la luz artificial solo cuando sea imprescindible.
- Iluminación localizada. Un buen diseño de la iluminación, instalando puntos de luz en las zonas donde es necesario, mejora el confort de las personas y reduce el consumo energético.
- Colocar detectores de presencia en las zonas de paso o escasa utilización como almacenes, garajes, servicios, de modo que la iluminación se active cuando sea necesario.
Fuente: Guía de Ahorro y eficiencia energética en oficinas y despachos (Madrid Ahorra con Energía)