La cocina es el centro neurálgico de cualquier hogar y uno de los lugares que más recursos consume. Por ello, desde Remica, como expertos en eficiencia energética, queremos darte la receta para que sigas cocinando como hasta ahora, pero de una manera más eficiente. Al final de mes lo notarás en tu bolsillo y conseguirás además contribuir a hacer de nuestro planeta un lugar más sostenible.
¡Todo son ventajas! Así que… ¿a qué esperas para poner estas pautas en práctica?
Antes de empezar: en el supermercado
Es importante que antes de acudir a hacer la compra, chequees con qué productos cuentas en tu despensa. De esta manera, evitarás acumularlos y que caduquen. Además, si vives solo, ten en cuenta que cada vez más marcas hacen envases monodosis, puede que sean un poco más caros que el tamaño familiar, pero a la larga te saldrá más económico porque te permitirá contar con la cantidad justa de aquello que necesitas sin desperdiciar alimentos.
¡No se tira nada!
Del mismo modo, a la hora de cocinar, si haces más raciones de las que vas a consumir, conviene que las guardes de manera individual para que así sea más fácil recalentar la cantidad exacta que deseas. De esta forma, no derrocharas ni comida ni energía.
Por supuesto, si te queda alguna sobra, ¡utiliza tu creatividad pero no tires nada! Ten en cuenta que en España cada año se tiran 2,9 millones de toneladas de alimentos, ¿por qué no poner en práctica las enseñanzas de nuestras abuelas?
Con los restos del cocido se puede preparar una sopa de fideos, croquetas, lasaña… El pan del día anterior se puede rayar para los empanados y con las sobras del pollo asado se puede hacer una ensalada. ¡Seguro que te vienen un sinfín de ideas a la cabeza!
Iluminar la cocina
Tradicionalmente en la cocina se instalaban tubos fluorescentes. Sin embargo, con el avance de la tecnología de iluminación LED la opción más eficiente serían los tubos LEDs. La principal ventaja de éstos es el ahorro energético que conseguiremos. Sin embargo, existen otras muchas como el hecho de que, al contrario que los fluorescentes, su luz sea direccional, su encendido instantáneo y no contengan en su interior una sustancia altamente nociva como el mercurio.
Electrodomésticos eficientes
Un electrodoméstico de alta eficiencia energética A te ayudará a reducir tu factura eléctrica. Aunque el precio de los electrodomésticos más eficientes es mayor, éste se compensa a lo largo de su vida útil por su menor consumo de electricidad.
A la hora de cocinar
La olla exprés gasta menos que las cazuelas y además cocina los alimentos más rápido. En lo que se refiere al horno, una buena organización te puede ayudar a ahorrar mucha energía. Así, puedes preparar varias recetas en el horno de una sola vez y evita abrir la puerta de manera innecesaria ya que cada vez que lo haces estás perdiendo un 20% del calor acumulado.
¿Cuál es la cocina más eficiente?
A la hora de cocinar, el método que consume menos energía es el gas, además de que admite todo tipo de recipientes (al contrario de lo que sucede con la cocina de inducción). Este tipo de cocinas son las preferidas por los cocineros profesionales, aunque como punto en contra se encuentra el hecho de que resultan más difíciles de limpiar.
¿A qué temperatura debe estar el frigorífico?
La temperatura de un frigorífico debe estar entre los 3º y los 7º, mientras que la del congelador en torno a los -18º. Conviene que lo tengas en cuenta porque cada grado que bajes esa temperatura estarás aumentando el consumo en un 5%. Evita además abrir y cerrar la puerta en exceso ya que el frío se escapa.
Saca partido a los productos congelados
Los productos congelados en vez de ponerlos a descongelar a temperatura ambiente en la cocina, puedes sacarlos partido dejándolos en la parte menos fría de la nevera. De este modo, se aprovechará el frío que éstos desprenden y podrás subir un par de grados el termostato del frigorífico, reduciendo por tanto el consumo eléctrico.
Si hace frío fuera, aprovéchalo
Si tienes muy llena la nevera, ten en cuenta que puedes almacenar las botellas en el garaje o la terraza ya que la temperatura exterior puede ser muy parecida o incluso inferior a la de un frigorífico.
Después de la comilona… ¡a fregar!
Si no tienes lavavajillas, controla el consumo que haces del agua, recuerda que mientras jabonas los platos, no es necesario dejar el gripo abierto. Si dispones de lavaplatos, es imprescindible no derrochar energía y no encenderlo si no está lleno. Elegir el programa adecuado a la suciedad también te ayudará.