Están por todas partes: en las calles, cubriendo edificios, pendiendo de las farolas… Las lonas publicitarias se han convertido en un elemento más del mobiliario urbano de nuestras ciudades. Sin embargo, sus funciones podrían ir más allá del mero reclamo comercial. Así lo ha demostrado la empresa Shiseido que ha colocado en plena Gran Vía de Madrid una gran lona publicitaria, que según la firma cosmética, “limpia el aire”.
Así, según sus creadores, la lona, que tiene unas dimensiones de más de 1.000 metros cuadrados, es capaz de absorber el dióxido de carbono (CO2). Lo consigue gracias a que su superficie se encuentra impregnada por dióxido de titanio (TIO2), una sustancia que permite desintegrar el dióxido de carbono que, por ejemplo, emiten los vehículos. Además, la sustancia tiene una vida útil de cinco años, mucho mayor que la de otras tecnologías que anteriormente se utilizaban en lonas de este tipo.
De este modo, el compuesto permite que se dé lugar a la fotocatálisis, un proceso similar a la fotosíntesis que realizan las plantas, y que permite desintegrar el dióxido de carbono en presencia de luz, aire y humedad. Cuando los rayos ultravioleta, producidos por la luz solar, encuentran materia orgánica de la superficie de TIO2 esteriliza diversas bacterias y purifica el aire. Asimismo, la fotocatálisis es capaz también de descomponer otras sustancias nocivas que se encuentran en las urbes como los óxidos de nitrógeno y azufre (NOx y SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV) o el monóxido de carbono (CO).
Una lona de estas características es capaz de absorber hasta un 85% de los gases de efecto invernadero producidos por la circulación de 50 vehículos. Para que nos hagamos a la idea, se trata de una cifra similar a la cantidad de gases que absorberían 1.000 árboles en un año.
Madrid ha sido el primer punto de llegada de este sistema a Europa, después de que se haya implantado con éxito en ciudades como Nueva York o Japón.
Otros inventos innovadores y sostenibles
En el futuro, inventos como este podrían no ser una excepción, sino una parte habitual de nuestras ciudades. De hecho, investigadores de diferentes países trabajan para crear componentes medioambientalmente sostenibles.
En Perú, la Universidad de Ingeniería y Tecnología UTEC ha instalado un panel publicitario capaz de purificar el aire en la misma proporción que lo harían 12.000 árboles. El panel se instaló en medio de una zona de obras, comunicando la creación de un nuevo campus, con capacidad para producir 100.000 metros cúbicos de aire puro.
La tecnología utilizada en el panel funciona de la siguiente manera: absorbe todo el aire contaminado a su alrededor, lo filtra por un sistema de agua y retorna aire puro a las zonas aledañas, lo que beneficia tanto a trabajadores como a vecinos.
Otro desarrollo innovador y muy interesante es el que ha creado un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña. Han inventado un hormigón biológico, que facilita la integración de la naturaleza en las ciudades ya que permite crear fachadas vegetales.
Este tipo de hormigón, ideada para edificios ubicados en zonas de climas mediterráneos, facilita que organismos pigmentados crezcan de forma natural y acelerada. Para los edificios esto presenta grandes ventajas tanto medioambientales como térmicas y ornamentales:
- Ventajas medioambientales. Los microorganismos que crecen en estas fachadas cubren el hormigón y absorben el dióxido de carbono de la atmósfera.
- Ventajas térmicas. Este hormigón es aislante y también funciona como regulador de la temperatura gracias a su capacidad para captar la radiación solar. Es capaz de regular la conductividad térmica hacia el interior del edificio.
- Ventajas ornamentales: Sirve para decorar la fachada de edificios o la superficie de construcciones con diferentes acabados y tonalidades cromáticas. Está pensado para colonizar áreas determinadas sin necesidad de cubrir toda una misma superficie incorporando variedad de colores. La idea es crear una pátina de materia como cobertura biológica o pintura “viva”. Por otro lado, también ofrece posibilidad de usos en zonas ajardinadas como elemento decorativo y de integración paisajística y sostenible.
Frente a otros sistemas de hormigón biológico, que no siempre pueden utilizarse en ciertas construcciones y que presentan un elevado coste de instalación y mantenimiento, es más barato y su uso es más amplio.
Su gran novedad es que se comporta como un apoyo biológico natural para el crecimiento y desarrollo de determinados organismos biológicos, concretamente de ciertas familias de microalgas, hongos, líquenes y musgos.
Se trata de un invento tan innovador que ha recibido el galardón Proyecto Innovador en la decimosexta edición de los premios Beyond Building Barcelona-Construmat.
Imagen de portada: Shisheido