El Certificado de Eficiencia Energética es un informe realizado por un técnico competente que determina cuál es el gasto energético de un edificio o de parte del mismo. El sistema de evaluación de dicho certificado establece siete niveles de certificados en función de las emisiones de dióxido de carbono y del consumo de energía del edificio.
La Calificación de Eficiencia Energética de un edificio refleja cómo de eficiente es según una escala de letras que van desde la A (máxima eficiencia energética) hasta la G (mínima eficiencia energética), y reconoce a cada edificio, o unidad independiente del mismo, de una etiqueta que ofrece información sobre dicho edificio, específicamente sobre el consumo de energía y las emisiones de CO2.
Esta calificación se basa en la evaluación del edificio, sin tener en cuenta el uso real del mismo, simulando condiciones de funcionamiento homogéneas para todos los casos. De forma que permita identificar y comparar los edificios por su calidad energética y no por el uso de sus ocupantes, indispensable para ayudar en la decisión de compra, alquiler o rehabilitación de un edificio.
Las últimas novedades en cuanto a normativa: RD 390/2021
El año pasado se dio a conocer el Real Decreto 390/2021, que actualizaba la normativa existente del 2013, y se añadían novedades. La principal novedad de la nueva norma se encuentra en su ámbito de aplicación, en determinados edificios o locales se obliga disponer de Certificado de Eficiencia Energética en el plazo de 12 meses, es decir, antes del 3 de junio de 2022.
Los edificios que están obligados a disponer del certificado energético son:
- Edificios de nueva construcción.
- Edificios o partes de edificios existentes que se vendan o alquilen a un nuevo arrendatario.
- Edificios o partes de edificios pertenecientes u ocupados por una Administración Pública con una superficie útil total superior a 2.050 metros cuadrados.
- Edificios o partes de edificios en los que se realicen reformas o ampliaciones que se modifiquen instalaciones térmicas, se intervenga en más del 25 % de la envolvente o se amplíe en más del 10 % de la superficie o volumen.
- Edificios o partes de edificios con una superficie útil total superior a 500 metros cuadrados destinados a los siguientes usos:
- Administrativo
- Sanitario
- Comercial: tiendas, supermercados, grandes almacenes, centros comerciales y similares.
- Residencial público: hoteles, hostales, residencias, pensiones, apartamentos turísticos y similares.
- Docente
- Cultural: teatros, cines, museos, auditorios, centros de congresos, salas de exposiciones, bibliotecas y similares.
- Actividades recreativas: Casinos, salones recreativos, salas de fiesta, discotecas y similares.
- Restauración: bares, restaurantes, cafeterías y similares.
- Transporte de personas: estaciones, aeropuertos y similares.
- Deportivos: gimnasios, polideportivos y similares.
- Lugares de culto, de uso religiosos o similares
- Edificios que tengan que realizar obligatoriamente la Inspección Técnica del Edificio equivalente.
Se excluyen edificios protegidos, construcciones provisionales, edificios industriales, de la defensa, agrícolas no residenciales, edificios con superficie inferior a 50 m2, edificios para demolición o reformas.
Características del mecanismo de calificación
Los factores que intervienen para valorar el Certificado de Eficiencia Energética de un edificio son variados pero se pueden englobar en dos categorías:
- El consumo energético del edificio
- Las emisiones de CO2 derivadas de generar la energía térmica y eléctrica que el edificio necesita.
Según la compañía de referencia internacional en soluciones de alta calidad, sostenibilidad y seguridad. TÜV SÜD, la calificación energética de un edificio con la etiqueta A supone un ahorro energético del 95% respecto a la calificación G. Contar con esta etiqueta supone una ventaja competitiva a la hora de alquilar o vender un inmueble, así como la reducción de la demanda energética de ese edificio.
Esta calificación se basa en la evaluación del edificio independientemente del uso real del mismo, de forma que permita identificar y comparar los edificios por su calidad energética y no por el uso de sus ocupantes.
Este certificado, además de la calificación energética, deberá incluir información objetiva sobre las características energéticas de los edificios, y, en el caso de edificios existentes, un documento de recomendaciones para la mejora de los niveles óptimos o rentables de la eficiencia energética del edificio o de una parte de este, de forma que se pueda valorar y comparar la eficiencia energética entre ellos.
Para acceder a la información precisa sobre el mecanismo de certificación energética concerniente a las Comunidades Autónomas, puedes hacerlo aquí, a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Remica, te ayuda a mejorar la Certificación de Eficiencia Energética de tu edificio
La Certificación de Eficiencia Energética debe incorporar una propuesta de medidas para mejorar la calificación energética de una vivienda. Además, debe tener en cuenta el coste efectivo de las medidas, que supondrán un ahorro de energía y un beneficio para el medio ambiente.
De hecho, la Asociación de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE) estima que una vivienda eficiente puede consumir hasta un 86,4% menos que una que no lo es, con la repercusión que ello tiene en la factura de energía.
Algunos de los indicadores que se tendrán en cuenta para extender la certificación son la envolvente del edificio; los aislamientos existentes; las instalaciones generadoras de energía; la calefacción y refrigeración del edificio; el agua caliente sanitaria; y la iluminación.
Reducir la demanda de calefacción y refrigeración determinará en buena medida la calificación energética. Muchas viviendas tienen sistemas de calefacción, climatización y producción de ACS de bajo rendimiento y alto consumo energético, que suponen un gasto energético elevado.
Asimismo, el aislamiento térmico de la envolvente del edificio es una medida clave para lograr una buena calificación energética de un edificio, ya que nos ayuda a mantener la temperatura del edificio. Remica puede ayudarte a solucionar los problemas derivados de un mal aislamiento térmico, como el enfriamiento rápido del edificio en invierno y una elevada demanda energética por la refrigeración en verano.
El Plan Remica Hybrid Plus, ofrece un sistema híbrido basado en energías renovables y compatibles con las salas de calderas existentes, que brinda la posibilidad de complementar la instalación con otras medidas de eficiencia energética como la envolvente, la individualización de consumo de calefacción, la iluminación eficiente o los puntos de recarga, entre otros.
Mejorar la envolvente del edificio (fachada ventilada, SATE, cerramientos) puede reducir el consumo energético hasta un 50% (un 80% si además se instala el sistema Hybrid). De esta forma no solo se apuesta por la eficiencia energética, sino que también se mejora la estética y se incrementa el valor patrimonial del inmueble.
Los profesionales de Remica te ayudarán a identificar los puntos donde se generan las pérdidas térmicas: muros, ventanas, tuberías y conductos, chimeneas, etc. y a evaluar las mejores soluciones técnicas para optimizar los sistemas de calefacción, climatización y ACS.