Como ya adelantamos, el Consejo de Ministros aprobó el pasado 5 de abril un Plan Integral de Vivienda y Suelo. Además de la certificación energética de edificios, de la que hablamos en nuestro anterior post, este Plan contempla otra serie de medidas, entre las que podemos destacar las dirigidas a la rehabilitación de edificios.
De acuerdo con el RD 233/2013, de 5 de abril, el Programa de fomento de la rehabilitación edificatoria, “… tiene por objeto la financiación de obras y trabajos de mantenimiento e intervención en las instalaciones fijas y equipamiento propio, así como en los elementos y espacios privativos comunes, de los edificios de tipología residencial colectiva,…”
Es decir, se trata de mejorar el estado de conservación, garantizar la accesibilidad y mejorar la eficiencia energética de los edificios, que deben ser anteriores a 1981, que al menos el 70% de su superficie sea de uso residencial de vivienda y constituir el domicilio habitual de sus propietarios o arrendatarios.
Cuando se consiga reducir en un 50% la demanda energética del edificio mediante medidas de ahorro y eficiencia energética, las ayudas podrán alcanzar hasta los 5.000 euros por vivienda.
Entre las actuaciones que se consideran subvencionables, están la instalación de sistemas de calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria y ventilación para el acondicionamiento térmico o el incremento de la eficiencia energética de los ya existentes mediante la sustitución de equipos.
Las ayudas que contempla este Plan podrán ser solicitadas por comunidades de propietarios, agrupaciones de comunidades o propietarios únicos de edificios de viviendas.
Este Plan es un paso importante para lograr cambiar nuestras políticas en lo que a energía y sostenibilidad se refiere. Hace frente a tres hechos ineludibles:
- Que España tiene que cumplir con las exigencias y compromisos internacionales en estas materias
- En España hay en torno a 15 millones de edificios de más de 30 años y, por tanto, con posibilidades de mejorar y ahorrar en costes energéticos. Se calcula que el 60% de las viviendas españolas se construyeron sin criterios de eficiencia energética.
- La pobreza energética es un grave problema que la crisis ha sacado a relucir. Viviendas más eficientes y con un consumo menor, harían que la factura energética no estuviese fuera del alcance de los sectores más vulnerables.
A todo ello, hay que añadir los beneficios socio-económicos y medioambientales que el impulso de este sector implica, como la generación de empleo, estimada en 32.000 puestos directos, y la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, que conlleva la mejora de la calidad del aire y ahorrar en la compra de derechos de emisión.