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Las válvulas termostáticas se usan para regular la temperatura de las habitaciones. Dichas válvulas se instalan en los radiadores. La válvula funciona automáticamente y consta de dos piezas: Un elemento sensor y una carcasa de válvula.

El sensor funciona mediante un fuelle lleno de gas. El gas se calienta a medida que aumenta la temperatura de la habitación produciéndose su expansión. Esto provoca el desplazamiento de un pasador situado en la carcasa de la válvula, reduciendo el caudal de agua que atraviesa el radiador. La distancia que existe entre el pasador y el fuelle se puede modificar haciendo girar el elemento sensor, modificándose como consecuencia el punto de ajuste de la temperatura de la sala.

La carcasa de la válvula puede incluir un limitador de válvula que limita el caudal máximo de agua que atraviesa el radiador para garantizar una refrigeración razonable del agua incluso cuando el termostato solicite la máxima aportación de calor.

El repartidor de costes es un repartidor electrónico de los costes de calefacción que, por medio de los dos sensores con los que está dotado, se encarga de registrar la temperatura en la superficie del calefactor así como la del ambiente. La diferencia entre estas temperaturas es el baremo para el cálculo del consumo calórico.

Los repartidores de costes constan de una carcasa, los sensores, un dispositivo de cálculo, una pantalla, una fuente de alimentación, los elementos de instalación y un precinto.

Este dispositivo es sencillo de instalar, no requiere obras, se instalan sobre el radiador normalmente mediante simples tornillos de sujeción.

Los calorímetros que se instalarán en cada radiador son electrónicos, y sus lecturas de consumos se recogen por radio, por lo que no es necesario volver a entrar en la vivienda hasta que se agote la batería.