El régimen reducido nocturno garantiza el mantenimiento de un nivel de temperatura de calefacción adecuado durante todo el día. De esta forma no tendremos que vencer un salto térmico importante cuando encendamos la calefacción tras muchas horas con el sistema apagado. Esto genera un incremento en el nivel de confort, pero en lo referente al consumo, influyen distintas variables como el aislamiento y orientación del edificio, el tipo de instalación o los elementos que componen la misma. En líneas generales puede mantenerse un consumo de energía similar al que se produce sin régimen nocturno, o producirse un ligero aumento, aunque en proporción, siempre será notablemente inferior al confort que se ha ganado.