Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat), el concepto de aislamiento térmico está asociado al concepto de capacidad de control de la transmisión de calor cuando se desea que no exceda ciertos límites. Un producto aislante térmico es un producto que reduce la transmisión de calor a través de la estructura sobre la que, o en la que se instala.
Los edificios mal aislados térmicamente se caracterizan por calentarse rápidamente en verano y enfriarse deprisa en invierno. Por eso, mejorar el aislamiento térmico de un edificio puede generar ahorros energéticos de cerca del 50%.
Es necesario tomar esta cifra en seria consideración en un país como España, con una de las mayores tasas de dependencia energética del exterior de la Unión Europea.
Tipos de aislamiento térmico
El aislamiento térmico en edificios se puede mejorar actuando sobre tres elementos de la envolvente:
- Fachada: muros interiores y/o exteriores.
- Cubierta: tejados (planos o inclinados).
- Carpintería: cristales, marcos y persianas de ventanas.
Para mejorar el aislamiento térmico de la fachada, existen tres sistemas:
- Sistema de Aislamiento Térmico de Exteriores (SATE), que se aplica en la fachada exterior. El sistema SATE, además de mejorar el nivel de aislamiento térmico, también embellece la apariencia externa del edifico.
- Sistema de inyección en las cámaras de aire de los muros del edificio. Este sistema consiste en inyectar un material aislante (como, por ejemplo, fibra de vidrio o poliuretano) en el interior de los muros. Su aplicación es recomendable cuando no se puede cambiar la apariencia externa de los edificios, como en el caso de las construcciones históricas.
- Sistema de Aislamiento en Muros Interiores. Este sistema se aplica en el interior de las estancias, por lo que afecta al tamaño de las habitaciones, que verán mermado su tamaño. Resulta muy útil cuando los muros de los edificios no cuentan con cámara de aire y no es factible aislarlos por el exterior.
En cuanto al aislamiento térmico de cubiertas, las actuaciones más frecuentes son de dos tipos y vienen determinadas por la configuración de los tejados:
- Cuando las cubiertas son planas, el aislamiento térmico es más sencillo, porque se puede realizar sobre la impermeabilización del tejado.
- En cubiertas inclinadas, en cambio, el proceso es más complicado y debeacometerse de dos modos. Se puede aislar entre la cámara que existe entre la cubierta y el último forjado del tejado. O bien es posible levantar las tejas y colocar el aislamiento térmico debajo.
En cuanto a la carpintería (cristales, marcos y persianas de ventanas) es necesario identificar si se filtra aire a través de estos elementos y cambiarlos por otros que proporcionen un mayor aislamiento térmico.
¿Cuándo abordar una actuación de aislamiento térmico?
Además de identificar el tipo de aislamiento térmico más conveniente para el edificio, otro aspecto fundamental del proyecto es cuándo y cómo conviene acometer este tipo de actuaciones:
- Dado que los gastos de andamiaje representan gran parte del coste, se recomienda aprovechar otras actuaciones de rehabilitación de la fachada, para mejora el aislamiento.
- A fin de que la optimización del aislamiento térmico sea efectiva, debe acometerse una reforma integral. Es decir, que mejore el nivel de aislamiento tanto de los muros, como de la carpintería y de las cubiertas.
¿A quién recurrir para mejorar el aislamiento térmico?
Dada la gran envergadura de este tipo de actuaciones, siempre conviene recurrir a una empresa de confianza, con experiencia en rehabilitación energética de edificios.
En las empresas de servicios energéticos como Remica, abordamos la mejora de la eficiencia energética de los edificios desde una perspectiva integral, que además del aislamiento térmico también contempla el consumo energético y la gestión y optimización de las instalaciones.
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