Ahorrar energía en el hogar puede llegar a ser un reto en épocas en las que se producen grandes saltos térmicos, cuando la diferencia entre la temperatura diurna y nocturna puede ser de más de quince grados centígrados.
El gran reto a superar es: ¿se puede mantener un buen confort térmico sin derrochar energía en calentar o enfriar la vivienda?
¿Qué está sucediendo con la meteorología?
El mes de febrero de 2019 ha sido inusualmente seco y caluroso para lo que suele ser habitual en esta época.
“Esta meteorología excepcional no se daba desde finales de los años 80 o principios de los 90, entonces también se sufrió un invierno con muchos anticiclones. La clave de lo que está pasando es que se han encadenado dos anticiclones potentes de una duración de 30 o 40 días cada uno. Solo hubo una breve interrupción a finales de enero, con nevadas y lluvias”, explica el meteorólogo Jordi Carbó.
Este ambiente seco impide a que se dispersen las partículas contaminantes. Según el Ministerio de Transición Ecológica, se han disparado los niveles de aire contaminado en decenas de ciudades españolas, lo que ha provocado que ciudades como Madrid, Barcelona, Murcia, Valladolid, Gijón y Oviedo hayan activado en febrero protocolos anti contaminación.
¿Cómo lograr un buen confort térmico y ahorrar energía?
Aunque cada vivienda tiene sus propias características, tamaño y orientación, existen algunas recomendaciones genéricas para mantener el confort térmico sin derrochar energía, a pesar de que se produzcan grandes saltos térmicos en el exterior.
Aprovechar la luz natural
La luz natural no solo es un recurso susceptible de utilizar para iluminar estancias. Abrir las cortinas y subir las persianas para dejar pasar los rayos del sol contribuye a calentar la vivienda durante el día.
Para más información, recomendamos este artículo titulado “Cómo aprovechar mejor la luz solar”.
Paneles solar térmicos a punto
Para aprovechar que la radiación solar es intensa, combiene comprobar que están a punto las instalaciones con paneles solares para producir agua caliente y calefacción (en aquellos edificios que disponen de ellas).
Algunos de los fallos más comunes son que se produzcan fugas o, en época de frío, que no se haya echado anticongelante al circuito de energía solar térmica, por lo que termina reventando alguno de los paneles.
Para evitar este tipo de situaciones lo aconsejable es que dispongan de un buen sistema de regulación y control, como la telegestión, que mantenga la instalación permanente monitorizada y que alerte al mantenedor al instante si se produce cualquier tipo de avería en el campo solar como una baja presión, exceso de temperatura, fugas, etc.
Una solución que, en muchos casos, llega a compensarse con los ahorros energéticos que se obtienen. Y es que, no hay que olvidar que cuanto mejor rendimiento tenga la instalación solar térmica, menos combustible se consumirá.
Si no disponen de un sistema de regulación y control, se deberían realizar revisiones de la instalación solar térmica al menos cada quince días. Sin embargo, esta solución no suele ser viable debido a su elevado coste, por lo que muchas veces las revisiones se hacen cada tres meses y entonces los problemas han comenzado a ser graves, incluso con paneles que han llegado a reventar.
Adaptarse a las necesidades térmicas de cada momento
Las necesidades térmicas de la vivienda varían a lo largo del día y a lo largo del año. Por ello, no sirve de nada programar el sistema de calefacción o de aire acondicionado para que se active todos los días a las mismas horas.
En las épocas en los que los cambios de temperatura son tan frecuentes, es más importante que nunca regular los sistemas de climatización a fin de que proporcionen el confort térmico que realmente necesitan los espacios.
Una herramienta importante para conseguirlo es el termostato, que permite programar los sistemas de calefacción/climatización en función de las necesidades térmicas reales de la vivienda.
Igualmente, las válvulas termostáticas en los radiadores permiten abrir o cerrar estos emisores de calor para proporcionar calor a las estancias más frías y no gastar energía calefactando los espacios que permanecen vacíos.
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