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Termostatos o cronotermostatos: ¿Cuál elegir?

¿Termostatos o cronotermostatos? ¿Qué es mejor elegir? ¿Cuáles son las diferencias entre un termostato y un cronotermostato? A través de este artículo trataremos de dar respuesta a alguna de las dudas más frecuentes por los usuarios.

Los termostatos son dispositivos de regulación del sistema de calefacción que permiten aumentar o disminuir la temperatura de casa. Los termostatos ‘tradicionales’, equipados con una especie de ‘rueda’ para aumentar o disminuir la temperatura, han evolucionado mucho y existe hoy en día una gran oferta de termostatos digitales con pantallas que indican cuál es la temperatura ambiente y permiten graduar la temperatura de manera un poco más compleja.

Por su parte, el cronotermostato ofrece más funcionalidades: es decir, que permite controlar la temperatura por horas, y programar su puesta en marcha y apagado con gran precisión.

Termostatos y cronotermostatos cumplen la función de activar y desactivar la calefacción, en función de las necesidades del usuario. Ambos actúan por tanto como sistemas de control que funcionan según las órdenes establecidas por las personas.

Por ello, para poder usarlos correctamente y que resulten efectivos como instrumentos para ahorrar energía y mejorar la eficiencia energética de la vivienda, existen una serie de principios que se deben conocer.

 

¿Cuál es la temperatura adecuada?

Algunas personas consideran que es mejor mantener la calefacción encendida las 24 horas del día para lograr que la casa se mantenga a una temperatura constante. Sin embargo, esta creencia es errónea.

Mantener la calefacción encendida durante el día, mientras no hay nadie en casa, es un gran desperdicio de energía. Alcanzar una temperatura constante en nuestro hogar (por ejemplo 2oº C) exige un aporte continuo de energía, ya que la vivienda tiene pérdidas de calor, a través de los muros, ventanas o techos, que hay que compensar. Esta energía que nuestro sistema de calefacción debe aportar para mantener la temperatura deseada será mayor cuanto más frío haga en el exterior y cuanto peor sea el aislamiento de nuestra vivienda.

En cambio, apagar la calefacción cuando vamos a estar un tiempo prolongado fuera de casa (por ejemplo, cuando vamos a trabajar) y programarla para que se encienda minutos antes de llegar a casa, es una medida más eficiente. Y aunque, para recuperar la temperatura, nuestro sistema de calefacción consume energía de manera más intensa,  ese consumo tendrá lugar durante menos tiempo, de modo que apagar y encender la calefacción contribuye a disminuir la factura energética.

De igual modo, por la noche, cuando los habitantes de las viviendas están acostados y abrigados en sus dormitorios, no es necesario mantener la casa a una temperatura tan elevada. Por ello, se recomienda apagar la calefacción y encenderla minutos antes de levantarse, o, en caso de registrarse temperaturas demasiado bajas, o de viviendas mal aisladas, se aconseja mantener el termostato a 15-17 grados.

Este pequeño gesto merece la pena ya que con el apagado de la calefacción por la noche se puede llegar a recortar en la factura al menos un 10%.

Además, durante el día, conviene tener una temperatura de unos 21 grados centígrados: Hay que tener en cuenta que por cada grado en que se incrementa la temperatura de un edificio o vivienda, el consumo energético aumenta en un 7%, al igual que el gasto en calefacción y las emisiones de CO2”.

Se calcula que, si el usuario utiliza el termostato de forma responsable, los termostatos o cronotermostatos contribuyen a ahorrar entre un 8 y un 13 por ciento de energía.

 

¿Por qué algunas personas se sienten a gusto a diferentes temperaturas?

Se conoce como temperatura de confort aquella a la que una persona está a gusto en casa. Esta temperatura puede variar en función de la persona.

Frente a esta temperatura de confort existe una temperatura de inercia que consiste en los grados mínimos que puede alcanzar un hogar independientemente de las condiciones climatológicas. La temperatura de inercia depende de los materiales de la vivienda, el aislamiento o el tipo de suelo.

Existe una tercera temperatura: la temperatura intermedia: es la diferencia entre temperatura de inercia y temperatura de confort. Los expertos aconsejan que la diferencia entre estas dos temperaturas nunca sea mayor de 5 grados ya que eso puede hacernos gastar más energía en calefacción de lo que es razonable. Por ello, sería momento de tomar medidas (mejorar el aislamiento, renovar el sistema de calefacción, etc.).

Termostato y cronotermostato: Algunos trucos

Dado que el gasto en calefacción puede llegar a superar la mitad del consumo de energía que realizan los hogares en invierno, usar un termostato o un cronotermostato puede contribuir a hacer un uso más racional de la energía, garantizando el confort y sin derrochar. ¡Con estos pequeños trucos será más fácil lograrlo!

  • Para los casos en los que la vivienda esté vacía durante un número de horas elevado, se recomienda sustitución del termostato normal por otro programable o por un cronotermostato. De ese modo se pueden fijar las temperaturas en diferentes franjas horarias e incluso para fines de semana o días especiales.
  • Solo con bajar la temperatura del termostato en cuatro o cinco grados centígrados, los efectos positivos se notan. La clave está en bajar la temperatura al salir de casa durante un prolongado periodo de tiempo y volverlo a subir al regresar.

Además de la instalación de un termostato o un cronotermostato, también existe la posibilidad de sistemas domóticos. Básicamente se trata de sistemas centralizados de regulación y control que permiten regular la temperatura por zonas y que también permiten otras funcionalidades, como manejar los equipos a distancia y dar señal de aviso en caso de averías, robo, etc.

 

Si tiene dudas, sobre si necesita un termostato o un cronotermostato, contacte con Remica Servicios Energéticos. Uno de nuestros consultores especializados contactará con usted para recomendarle cuál es el modelo que mejor se adapta a su caso.

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