El aislamiento térmico es una de las piezas más importantes -y muchas veces más ignoradas- para lograr una vivienda o edificio energéticamente eficiente. A pesar de que los sistemas de climatización, las fuentes renovables o las instalaciones inteligentes reciben mayor atención, lo cierto es que, sin un correcto aislamiento el calor (o el frío) escapa, y con él, también se esfuman el confort y el ahorro.
¿Qué es el aislamiento térmico y por qué es tan importante?
Se entiende por aislamiento térmico al conjunto de materiales, soluciones constructivas y técnicas que se aplican a los elementos de un edificio (fachadas, cubiertas, suelos, ventanas…) con el fin de reducir la transmisión de calor entre el interior y el exterior.
Un buen aislamiento térmico permite conservar la temperatura interior, reduciendo las necesidades de calefacción en invierno y de refrigeración en verano. Esto no solo se traduce en un mayor confort, sino también en un considerable ahorro energético.
En una edificación antigua sin rehabilitar, hasta un 30% del calor puede perderse por las fachadas, y entre un 25 y un 30% por cubiertas o ventanas. Mejorar el aislamiento térmico supone, por tanto, un paso imprescindible para alcanzar los objetivos de descarbonización y eficiencia energética del parque inmobiliario.
Aislamiento y eficiencia: aliados para reducir el consumo
Desde Remica insistimos en que la eficiencia energética debe abordarse desde una perspectiva integral. Por ello, cuando una comunidad nos solicita un estudio de mejora o rehabilitación, analizamos no solo los sistemas de generación de calor o Agua Caliente Sanitaria (ACS), sino también las condiciones pasivas del edificio, entre ellas, el nivel de aislamiento.
Una envolvente térmica eficiente es capaz de reducir significativamente la demanda energética de una vivienda. Cuando esta se combina con sistemas de climatización eficientes, como los que se implementan en el Plan Remica Hybrid Coste Cero, los resultados en ahorro y confort son notables. En edificios donde hemos realizado rehabilitaciones integrales que incluyen aislamiento, aerotermia y fotovoltaica, el ahorro energético puede alcanzar hasta un 80%.
¿Cómo saber si tu edificio necesita mejorar su aislamiento?
La mayoría de los edificios residenciales construidos antes del año 1980 no cuentan con aislamiento o éste es claramente insuficiente. Si vives en un edificio con calefacción central, paredes frías, condensaciones en las ventanas o zonas de temperatura desigual, es probable que la envolvente del edificio esté perdiendo calor y necesite una mejora.
Uno de los primeros pasos es realizar una auditoría energética o un estudio técnico que valore el comportamiento térmico de la edificación. En Remica ofrecemos este tipo de estudios sin compromiso como parte de nuestros servicios de rehabilitación integral. A partir de este diagnóstico, se proponen soluciones adaptadas: desde sistemas de aislamiento exterior tipo SATE, hasta mejoras en cubiertas o carpinterías.
Soluciones de aislamiento más comunes
Entre las soluciones más eficaces para mejorar el aislamiento térmico destacan:
- Sistema SATE (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior): consiste en adherir paneles aislantes sobre la fachada exterior, protegiéndolos con un revestimiento. Es uno de los sistemas más eficaces, ya que minimiza los puentes térmicos y mejora también la estética del edificio.
- Fachadas ventiladas: utilizan una doble piel separada por una cámara de aire, que mejora la inercia térmica y la protección frente a la humedad.
- Aislamiento en cubierta: tanto en cubiertas inclinadas como planas, incorporar material aislante es clave para evitar pérdidas térmicas por la parte superior del edificio.
- Sustitución de carpinterías y vidrios: las ventanas son uno de los puntos más vulnerables a la pérdida térmica. Un buen doble acristalamiento y marcos con rotura de puente térmico mejoran sustancialmente la eficiencia.
Aislamiento y confort: temperatura constante todo el año
Uno de los aspectos menos visibles, pero más valorados por los usuarios tras acometer una rehabilitación con aislamiento, es el confort. Gracias a la reducción de oscilaciones de temperatura, el interior de las viviendas se mantiene más estable, silencioso y saludable. Adiós a las zonas frías junto a las paredes, a la condensación en las ventanas o a los golpes de calor en verano.
Ventajas económicas y fiscales
Aunque mejorar el aislamiento térmico supone una inversión, los beneficios se notan a corto, medio y largo plazo. Además del ahorro en la factura energética, las comunidades pueden acceder a distintos programas de ayudas:
- Certificados de Ahorro Energético (CAE): permiten recuperar parte de la inversión realizada al monetizar los ahorros energéticos generados.
- Deducciones fiscales en IRPF: aplicables a obras de mejora de la eficiencia energética.
- Bonificaciones en el IBI y acceso a ayudas públicas en algunas comunidades autónomas.
Remica se encarga de gestionar todo el proceso de tramitación para que nuestros clientes puedan beneficiarse de todas estas ayudas sin complicaciones.
El papel del aislamiento en la descarbonización de edificios
La mejora del aislamiento está contemplada como una de las medidas prioritarias en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2021-2030), que marca como objetivo la rehabilitación energética de 1,2 millones de viviendas hasta 2030. De hecho, el aislamiento es la base sobre la que se deben apoyar el resto de las medidas: no tiene sentido instalar aerotermia o paneles solares si el calor sigue escapando por fachadas y ventanas.
En Remica contribuimos a estos objetivos desde una perspectiva integral, acompañando a comunidades de propietarios, administradores y técnicos en todo el proceso: diagnóstico, diseño de soluciones, ejecución de obra y mantenimiento.
Casos de éxito: aislamiento dentro del Plan Remica Hybrid Coste Cero
En proyectos como Alcalá 236, la intervención integral ha incluido no solo la implementación de un sistema híbrido de climatización con aerotermia y fotovoltaica, sino también mejoras pasivas como la instalación de una fachada ventilada con cerámica alveolar. El resultado: un ahorro de más del 60% y una reducción de 50 toneladas de CO2 al año.
Estos datos demuestran que combinar aislamiento con tecnologías eficientes y una buena gestión energética permite multiplicar los beneficios para el usuario y para el planeta.
Conclusión: el aislamiento, primer paso hacia un edificio eficiente
Renovar un sistema de calefacción está bien. Sustituir la caldera por una bomba de calor, mejor. Pero ninguna de estas medidas tendrá el impacto esperado si el edificio no cuenta con un correcto aislamiento térmico. El calor que no se pierde, no hay que generarlo. Y ese es el verdadero ahorro.
Desde Remica, te ayudamos a entender el papel del aislamiento en la eficiencia de tu edificio y te acompañamos en todo el proceso de rehabilitación energética, con soluciones llave en mano y sin derramas. Porque la sostenibilidad empieza por los cimientos… y por las fachadas.
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