Es el ‘gran hermano’ de tu instalación: controla los accesos, los posibles accidentes, accede a la seguridad… éstas son sólo algunas de las funciones que lleva a cabo un equipo central para el control de instalaciones, al que se conoce como SCADA (Supervisory Control And Data Adquisition), es decir, adquisición de datos y control de supervisión o más específicamente como BMS (Building Management System) o Sistema de Gestión de Edificios.
El sistema SCADA está conformado por una serie de aplicaciones en software especialmente diseñadas para funcionar sobre ordenadores para el control de instalaciones, proporcionando comunicación con los dispositivos de campo (controladores, autómatas programables, etc.) y ayudando a controlar el proceso de forma automática, puesto que los procesos son controlados realmente por los equipos de campo. También, provee de toda la información que se genera en el proceso a otros usuarios, tanto del mismo nivel como de otros niveles dentro de la organización: mantenimiento, control de calidad, recursos humanos, etc.
En este tipo de sistemas, usualmente existe un ordenador, que efectúa tareas de supervisión y gestión de alarmas, así como tratamiento de datos y control de procesos. La comunicación se realiza mediante buses especiales o redes LAN. Todo esto se ejecuta normalmente en tiempo real, y están diseñados para dar al operador de la instalación la posibilidad de supervisar y controlar dichos procesos.
Un SCADA debe estar en disposición de ofrecer las siguientes prestaciones:
- Posibilidad de gestión de alarmas, que exigen la presencia del operador para reconocer una situación de alarma, con registro de incidencias.
- Generación de históricos de señales de la instalación, que pueden ser volcados para su proceso sobre herramientas externas (hoja de cálculo, etc.).
- Ejecución de programas, que modifican el control, o incluso anular o modificar las tareas asociadas al autómata, bajo ciertas condiciones.
- Posibilidad de programación, que permite realizar cálculos adicionales al control de los autómatas.
Con los SCADAS se pueden desarrollar aplicaciones adicionales que potencien la finalidad del sistema con la captura de datos, análisis de señales, presentaciones en pantalla, envío de resultados a disco e impresora, etc.
Además, todas estas acciones se llevan a cabo mediante un paquete de funciones que incluye zonas de programación en un lenguaje de uso general (como C, Pascal, o XML), lo cual confiere una potencia muy elevada y una gran versatilidad. Algunos SCADAS ofrecen librerías de funciones para lenguajes de uso general que permiten personalizar de manera muy amplia la aplicación que desee realizarse con dichos equipos.
Un SCADA debe cumplir varios objetivos para que su funcionalidad sea perfectamente aprovechada:
- Deben ser sistemas de arquitectura abierta, capaces de crecer o adaptarse según las necesidades cambiantes de la instalación.
- Deben comunicarse con total facilidad y de forma transparente con los controladores de la instalación y con el resto de equipos de la empresa (redes locales y de gestión).
- Deben ser programas sencillos de instalar, sin excesivas exigencias de hardware, y fáciles de utilizar, con interfaces amigables para el usuario.