El concepto bienestar se está introduciendo en nuestra cotidianeidad desde todos los ámbitos posibles: familiar, laboral, ocio, deporte… La medicina preventiva, las políticas de salud en la empresa, la necesidad de practicar deporte y dedicar tiempo al ocio son nociones que se incorporan a nuestros hábitos en contraposición con el modo de vida estresante y sedentario propio del siglo XXI.
Si bien abordaremos el concepto de bienestar desde la perspectiva propia de un blog de Recursos Humanos, es decir, el bienestar en el trabajo, puede ser útil analizar el significado de este término en su acepción general.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como:
1. Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.
2. Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.
3. Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.
A simple vista parece evidente que las tres definiciones de bienestar van en un sentido ascendente, partiendo de la más simple “conjunto de cosas”, a la siguiente que introduce la noción de “tranquilidad”, y la tercera abarca ya al ser humano desde la perspectiva física y mental.
Cuando hablamos de bienestar laboral, por tanto, no hablamos solo de estar sanos, sino de tener una “percepción” de sentirse bien, física y emocionalmente, de estar en condiciones de dar y recibir el 100%. Este dar y recibir significa “doy porque me siento valioso”, y “recibo porque estoy atento a lo que mi organización, mis compañeros, me aportan cada día”.
La ausencia de bienestar hace que no otorguemos valor a lo que podemos aportar, y que nos pasen desapercibidos los esfuerzos y los gestos de nuestro entorno para contribuir a la mejora de nuestro desempeño y con ello, de nuestra satisfacción profesional.
Y en esta línea de ir más allá de la salud, propiciando el bienestar, han ido apareciendo herramientas como el coaching o la práctica de mindfulness, ambos términos tratados ampliamente en este blog, pero que en este post vamos a tratar por la diferente perspectiva con la que pueden contribuir a mejorar la percepción de bienestar.
Decimos percepción de bienestar porque no estamos ante una sensación objetiva sino percibida: el bienestar varía de unas personas a otras en grado y contenido. Hay niños que realizan muchos kilómetros a pie, diariamente, para ir a la escuela en zonas poco habitadas, y se sienten muy bien porque al menos pueden ir, aprender y convivir con otros compañeros. Sin embargo, poca percepción de bienestar podría encontrar cualquier niño de nuestra sociedad habituado a desplazarse en coche si tuviera que andar unos pocos kilómetros para realizar cualquier actividad.
Desde el coaching, se contribuye al bienestar acompañando al coachee en la consecución de objetivos que por sí solo no estaba alcanzando; se le abren nuevas posibilidades y se le guía en la aceptación de sí mismo, de sus aciertos y errores como forma de ser humano.
Desde el mindfulness se contribuye a que la persona “esté presente” realmente en lo que hace, a desarrollar la capacidad de “atención plena”, frente a la multitarea que predomina en el contexto laboral actual debido entre otras cosas al exceso de información que nos proveen internet, las redes sociales y la tecnología.
Cuando no hay atención plena, el rendimiento disminuye de forma considerable, ya que se abandona una tarea sin finalizar y se inicia otra, que tampoco se finaliza, y esto además de ser poco eficiente puede producir estrés.
Según los expertos en mindfulness, practicar esta técnica 4 semanas durante 10 minutos diarios produce cambios importantes en nuestra capacidad para centrarnos en nuestras tareas. Además de ser más eficientes y estar menos estresados, esta menor tensión puede disminuir el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
Los talleres de mindfulness y de coaching se convierten por tanto en grandes aliados de las organizaciones para contribuir al bienestar de sus profesionales. Si además podemos disponer de espacios de ocio y relax en las empresas, todavía mejor. Como no todas tienen el espacio o la capacidad de inversión necesaria, pueden utilizar herramientas de mucho menor coste para potenciar el bienestar en sus compañías: escuchar a los empleados, celebrar los éxitos, agradecer a otros su contribución y reconocer los esfuerzos. Está al alcance de todos y solo depende de nuestra voluntad.