En aquellas instalaciones comunitarias que cuentan con una vieja caldera de carbón o de gasóleo y que se plantean renovarla, cambiar a una caldera de gas natural les ofrece varias ventajas.
¿Qué podemos ahorrar?
Dado que el gas natural tiene un alto poder calorífico, una caldera de gas con un elevado nivel de eficiencia energética puede lograr importantes ahorros en la factura energética de las comunidades de propietarios.
El poder calorífico indica la cantidad de kWh por cada unidad de medida (litros, metros cúbicos, kg) de un determinado combustible. Es un dato que se tiene en cuenta para obtener la cantidad de combustible necesario para aportar la energía al edificio y, de esta manera calcular el ahorro económico producido con cada combustible. En general, se considera que el poder calorífico del gas es mayor que el del gasoil, por lo que las comunidades que optan por este combustible ahorran en su factura energética.
Otra de las ventajas de utilizar gas natural frente a otros combustibles fósiles es que presenta un menor impacto medioambiental, tanto en la etapa de extracción, elaboración y transporte, como en la fase de utilización.
¿Cómo saber qué caldera de gas es más conveniente?
Los ahorros energéticos y económicos serán mayores si, además de cambiar a gas natural (combustible más económico que el gasóleo), se opta por instalar una caldera condensación.
Este tipo de calderas ofrecen un mayor rendimiento y hasta un 30% menos de consumo de combustible ya que son capaces de extraer parte del calor que se pierde en los humos mediante la tecnología de condensación.
Ventajas de las calderas de gas con tecnología de condensación
Gracias a la tecnología de la condensación, las calderas de gas pueden aprovechar parte del calor que se pierde en los humos.
De ese modo, se logran ahorros de hasta el 30% en el consumo de energía, se emiten menos gases contaminantes a la atmósfera y, además, se obtienen mayores rendimientos.
Y es que, si hay algo que caracterice a las calderas de condensación es que son capaces de rendir al máximo tanto en momentos en los que hay mucha demanda de calor (por ejemplo, días fríos de invierno) como en los que la demanda es menor (días de baja ocupación).
Sistemas de regulación y control
La instalación de calderas de gas eficientes debe complementarse con un sistema de control de la sala de calderas.
Este tipo de sistemas optimizan el consumo de energía ya que toman datos de las temperaturas exteriores, del funcionamiento del circuito, etc.
El Remica disponemos de un servicio de telegestión, que es gratuito para las salas que contraten con nosotros el mantenimiento.
Gracias a este servicio, nuestro centro de control puede monitorizar a distancia el estado de la sala de calderas y programar alertas que avisen si se producen interrupciones o cortes de suministro.
Trucos para ahorrar con una caldera de gas
Invertir en una caldera energéticamente eficiente, confiar en una buena empresa de mantenimiento y apostar por la gestión energética son los factores imprescindibles para lograr ahorrar con la caldera de gas.
En cualquier caso, lo mejor es contactar con profesionales de confianza y experiencia en el sector. En Remica llevamos más de tres décadas trabajando en la proyección, instalación, mantenimiento y gestión energética de todo tipo de instalaciones térmicas.
La clave está en estudiar en cada caso concreto qué solución es la que mejor se adapta a las necesidades de cada edificio de viviendas, para que sus habitantes puedan disfrutar de toda la temperatura de confort que necesitan sin derrochar energía.
Mantenimiento preventivo y correctivo
Según el Reglamento de Instalaciones Térmicas de Edificios (RITE), el titular o usuario de la instalación -en este caso, las comunidades de propietarios- tiene la obligación de tener contratado el mantenimiento de la instalación térmica con una empresa mantenedora habilitada.
Además, es obligatorio que realice las inspecciones obligatorias y que se disponga de toda la documentación de las actuaciones, ya sean de mantenimiento, reparación, reforma o inspecciones de la instalación térmica y de sus equipos.
El gestor energético, un aliado imprescindible
El mantenimiento asegura que la instalación funcionará correctamente. Pero, ¿qué hacer si además se quiere mejorar en eficiencia energética para gozar de todo el confort con un consumo de energía más bajo? Entonces es necesario contar con un gestor energético como Remica Servicios Energéticos.
La principal función de los gestores energéticos es conseguir que sus clientes ahorren energía. Este ahorro se consigue mediante medidas planificadas, llevadas a cabo con el objetivo de utilizar la mínima cantidad posible de energía dando un servicio adecuado, manteniendo o incluso mejorando los niveles de confort.
Contar con una empresa de gestión energética conlleva numerosas e importantes ventajas, entre ellas:
- El ahorro energético producirá reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que es beneficioso para el medio ambiente.
- El ahorro energético se traduce en ahorro económico. Ahorraremos dinero si hacemos un uso más eficiente de las instalaciones y equipos, y utilizamos tecnologías con un mayor rendimiento energético.
- El gestor energético ofrece un servicio integral de suministro de energía en el edificio, así como el mantenimiento y explotación de todos los elementos que componen la instalación de producción energética. El cliente no tiene que preocuparse por ningún aspecto relacionado con la energía en su edificio.
- En caso de existir problemas con la instalación energética o de que se realice una explotación inadecuada de la misma, será el gestor energético el que corra con los gastos que se deriven de dichas situaciones.
El aislamiento de la vivienda influye
Por muy eficiente que sea la caldera de gas instalada, si el aislamiento térmico del edificio es deficiente, se seguirá produciendo un derroche energético. La mitad de los edificios construidos en nuestro país se hicieron antes del año 1979, cuando se aprobó la primera normativa que regulaba este aspecto en las construcciones.
Esto significa que existe un gran potencial de mejora del aislamiento térmico en los edificios de nuestro país; algo imprescindible para frenar el derroche energético. Y es que se calcula que la rehabilitación térmica de un edificio puede suponer un ahorro de energía de hasta el 50 por ciento.