La calefacción central en un edificio residencial ofrece múltiples ventajas a los usuarios que las utilizan. Para aprovecharlas todas, conviene tener en cuenta los siguientes consejos:
1.Se ahorra energía si en cada vivienda pueden regular la temperatura
Las comunidades de propietarios con sistema de calefacción central que renuevan sus viejas calderas por calderas de condensación e individualizan su sistema de calefacción logran, de media, ahorros energéticos anuales superiores al 40%. Así se desprende de un informe realizado por Remica Servicios Energéticos, elaborado con datos obtenidos por la entidad certificadora TÜV Rheinland durante las dos últimas temporadas de calefacción (2013/14 y 2014/15).
Una de las conclusiones más llamativas del estudio fue que durante la segunda temporada de calefacción analizada (2014/2015), en los mismos edificios, los ahorros fueron aún mayores, con un mínimo del 31,30%, un máximo del 64,98% y un ahorro medio del 41,62%. Tras consultar a otras compañías multinacionales del sector, para ver cómo había sido la experiencia en otros países, estas respondieron que durante los tres primeros años tras adoptar esta medida, los ahorros energéticos en las Comunidades de Propietarios van aumentando de forma progresiva. La explicación más razonable a esta evidencia es que no todo el mundo cambia sus hábitos de consumo de calefacción durante el primer año y se tarda un tiempo en conciliar el confort y el gasto deseados.
2. No es necesario discutir por la calefacción central
Es frecuente que en algunas comunidades de propietarios se escuchen disputas entre vecinos a la hora de decidir sobre la temperatura de calefacción central por cuestiones como la temperatura o el reparto de los gastos. En comunidades en las que el reparto de los gastos de la calefacción es uniforme, los vecinos de algunas viviendas se quejan de, a pesar de pagar lo mismo que el resto, pasan frío o demasiado calor.
Estos problemas desaparecen si se realiza un uso individual de la calefacción central, donde cada usuario pueda regular su calefacción en función de sus necesidades. Mediante la instalación de válvulas termostáticas en los radiadores, que permitan regular la temperatura de cada estancia, y de repartidores de costes, que realicen una lectura de lo que cada vecino consume en calefacción, cada persona pagará en función de sus necesidades y de su consumo.
3.Es fundamental un buen mantenimiento
Según el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) el titular de la instalación térmica (en este caso la comunidad de propietarios) es responsable de que el mantenimiento de la instalación:
- Se realice por una empresa mantenedora habilitada.
- Se hagan las inspecciones obligatorias.
- Se conserve la documentación de todas las actuaciones, ya sean de mantenimiento, reparación, reforma o inspecciones realizadas en la instalación térmica o sus equipos, consignándolas en el Libro del Edificio, cuando el mismo exista.
Además de las inspecciones obligatorias, es fundamental que la empresa que realice un correcto mantenimiento preventivo y correctivo de la instalación de calefacción central, con el fin de prevenir fallos y malos funcionamientos.
Para más información sobre este asunto recomendamos el artículo Normativa de calefacción central: ¿Quién es responsable de realizar el mantenimiento de las instalaciones?, publicado en este mismo blog.
4.¡Las cuentas claras!
A parte de la calefacción que cada vecino consuma en su hogar, los sistemas de calefacción central generan una serie de gastos comunes que deben ser asumidos por la comunidad. Conviene tener en cuenta que, especialmente en los edificios residenciales de gran tamaño, una instalación de calefacción central suele ser más económica que la suma de gastos que resultaría si cada vivienda dispusiera de un sistema de calefacción individual.
¿Qué gastos deben compartir los vecinos? Según la Guía de Instalaciones Centralizadas de calefacción y agua caliente en edificios, editada por el IDAE, el coste total de los servicios de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) se compone de distintos conceptos que “no siempre son directamente proporcionales a los consumos de ambos servicios, sino que tienen una parte fija, independiente del uso, y otra variable en función del mismo”. Algunos de estos conceptos fijos son:
- Gastos de combustible. El combustible es uno de los gastos de mayor importancia ya que de su precio depende en gran parte el coste de la factura energética de los vecinos.
- Costes del sistema de energía solar térmica (mantenimiento de las placas solares, consumo eléctrico de las bombas, etc.).
- Costes de mantenimiento. Las operaciones de mantenimiento preventivo pueden considerarse un coste fijo, mientras que las de mantenimiento correctivo dependerán del funcionamiento de la instalación. En ambos casos, deben realizarse por una empresa mantenedora autorizada por el órgano competente de la comunidad autónoma donde se ubique la instalación.
- Consumo eléctrico y de agua fría. Aunque la función principal de la sala de calderas sea producir calor, hay que tener en cuenta que los equipos que allí se encuentran (bombas, quemadores, etc.) también necesitan energía eléctrica para funcionar. Se trata de un coste prácticamente fijo, ya que se produce independientemente de si el gasto en calefacción y agua caliente es más o menos elevado.