Ahorrar energía se consigue de dos formas, la primera es mejorando nuestros hábitos de consumo, la segunda, mejorando la eficiencia de nuestras instalaciones y haciendo un uso correcto de las mismas.
Entre las numerosas medidas de ahorro y eficiencia energética que se pueden implementar, quizás la que consigue ahorros más notables es la sustitución de la caldera existente por una caldera de condensación, especialmente en aquellas instalaciones con más de 15 años o que siguen usando gasóleo.
El propósito de la caldera de condensación, como todas las calderas, es calentar agua para el sistema de calefacción y para el agua caliente sanitaria.
En la actualidad, es la tecnología más eficiente, con un rendimiento en torno a un 20% superior a las calderas tradicionales, pero además, es también la opción más ecológica cuando hablamos de gas natural, ya que reduce notablemente la emisión de gases de efecto invernadero.
¿Cómo consigue un rendimiento tan alto? Al producirse la condensación, se aprovecha la energía del calor latente contenido en el vapor de agua, además del calor sensible.
Con esta tecnología, se consume menos combustible para producir la misma energía, además de conseguir un mayor aprovechamiento de la energía producida. El rendimiento puede mejorar aún más cuando se instalan válvulas termostáticas en los radiadores, como comentamos en nuestro anterior post sobre Calefacción Remica.
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Ventajas
- El consumo de combustible es menor y por lo tanto menores son los costes de energía. Se alcanzan ahorros 15-20% sobre el suministro de agua caliente a 80°C y ahorros del 20-30% a 60°C. En sistemas de calefacción en edificios con radiadores tradicionales se consiguen ahorros del 25-30%.
- Cuando se sustituye una caldera tradicional por una de condensación es posible elegir una de potencia nominal menor. Si se completa el sistema con la integración de paneles solares, y se suma el ahorro procedente de esta fuente de energía (25-30%), es posible conseguir ahorros del 50-60%.
- Las emisiones de óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono se reducen hasta un 70% con respecto a una instalación tradicional.
- Las calderas de condensación gozan de incentivos o ayudas estatales.
- La tecnología es segura y fiable.
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