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Cómo decir lo que piensas sin molestar: 10 claves del trabajador asertivo

La asertividad es un continuo, una extensa línea a lo largo de la cual se podría situar a todas las personas en función del grado en que poseen esta competencia, y en cuyos polos opuestos se encontrarían la agresividad y la sumisión. Como suele suceder tantas veces, en el equilibrio está la excelencia, es decir, en tener la capacidad de mostrarse asertivo sin ser agresivo ni excesivamente complaciente, renunciando a los propios sentimientos.

Por tanto, la asertividad podría definirse como la capacidad de decir lo que se siente y lo que se piensa sin molestar al otro. La persona asertiva se conoce a sí misma, se respeta y respeta a los demás, y establece sus relaciones sociales desde este marco de referencia, sin plantearse sus acciones en términos de ganar o fracasar, sino en términos de alcanzar acuerdos beneficiosos para ambas partes. Darse valor a uno mismo y a los demás está en la base de la asertividad.

Según Olga Castanyer y Estela Ortega, ambas psicólogas con una larga trayectoria en  investigación sobre asertividad, las reglas de oro del trabajador asertivo, plasmadas en su libro “Asertividad en el Trabajo: cómo decir lo que siento y defender lo que pienso”, son:

  1. Autoafirmación de los propios derechos, respetando los de los demás
  2. Autoestima, únicamente podremos relacionarnos de forma satisfactoria con los demás si sentimos que tenemos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto
  3. La persona con verdadera autoestima no se defiende, se respeta, y no va a ganar sino a negociar
  4. Antes de actuar, es recomendable observar desde dónde me habla la otra persona, intentar adoptar su punto de vista
  5. La respuesta asertiva sirve para poner límites, no para que el otro cambie
  6. Un mismo mensaje puede ser transmitido de forma respetuosa o irrespetuosa, no es tanto el contenido del mensaje sino la forma de transmitirlo lo que importa
  7. Haz lo que puedas con lo que tengas, dónde estés
  8. Saber cuándo y dónde debes mostrar lo que piensas y sientes, utilizando para ello las habilidades sociales apropiadas
  9. Nadie puede obligar a hacer algo que no se quiere hacer
  10. Siempre se puede volver a intentar

La persona asertiva sabe decir “no” cuando debe decir “no”, y además lo hace sin que el otro se sienta rechazado, porque dice “no” al asunto, no a la persona que se lo pide; también debe tener la capacidad de aceptar un “no” de otras personas sin molestarse ni llevarlo al ámbito personal. Decir “sí” cuando se quiere decir “no” tiene implicaciones tales como incumplir compromisos que no se deberían haber asumido o incluso llegar al resentimiento con las personas a las que no se ha sabido poner límites. Pero es igualmente negativo el uso de una asertividad agresiva, que es la de personas que quieren imponer siempre su criterio, que no respetan a los demás ni tienen en cuenta sus sentimientos y que, en muchos casos, se denominan a sí mismos sinceros por decir a todo el mundo lo que piensan sin venir a cuento; esto no es asertividad, ser sincero es no decir lo contrario de lo que se piensa, y decir lo que se piensa con respeto, teniendo en cuenta el efecto que causará en los demás, no emitir juicios automáticos sin que nadie lo haya pedido y sin que se haya reflexionado sobre el impacto de dicho juicio.

Los ingredientes esenciales de la asertividad son por tanto la autoestima, el respeto mutuo y la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro antes de emitir un juicio o realizar o rechazar una petición, en un complicado equilibrio en el que la balanza debe mantenerse recta, sin inclinarse hacia la agresividad ni hacia la sumisión.

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