En apariencia, la crisis económica y el consecuente desempleo forman parte del pasado, aunque del pasado reciente. Aun así, las cifras de empleo muestran que estamos lejos de haber recuperado los niveles previos a esta larga crisis, continuando con una tasa de desempleo entorno al 16%.
Pero lo cierto es que con crisis o sin ella, hay personas con mayores probabilidades de mantener su empleo o encontrar otro si lo pierden, y personas que independientemente de la situación económica y laboral encuentran problemas para tener un empleo de calidad.
Las circunstancias externas influyen, qué duda cabe, en la calidad del empleo (entendiendo esta calidad como la posibilidad de tener un trabajo ad hoc con la formación y experiencia profesional, justamente remunerado, estable y gratificante); pero no es menos cierto que cada uno de nosotros podemos hacer mucho para que nuestra carrera profesional caiga en un lado o en otro, en el lado de la calidad o en el lado de la precariedad.
Y, ¿qué es esto que nosotros mismos podemos hacer para caer en el lado del empleo de calidad?
- Las competencias que se valorarán en el futuro están más vinculadas al dominio de idiomas, la capacidad de comunicación y negociación que a los conocimientos.
- La capacidad analítica cobra un papel muy importante precisamente por la abundancia de información que todos tenemos a un clic de nuestros dispositivos móviles.
- El 12% de los puestos de trabajo, según algunos expertos, pueden verse afectados por la automatización, lo que hace imprescindible el dominio de las nuevas tecnologías.
Estas consideraciones están muy vinculadas a lo que se requerirá en el corto y medio plazo por el cambio de contexto laboral que impone la tecnología, pero son igual o más importantes otros aspectos que son comunes a cualquier momento socioeconómico o profesión, entre los que destacaremos:
- Investigar concienzudamente hacia qué intereses profesionales nos orienta nuestra vocación y nuestras capacidades; siempre desarrollaremos mejor un trabajo que nos gusta y que se nos da bien realizar.
- Intentar cumplir siempre con nuestro trabajo, lo mejor posible. Si aun así cometemos errores, no nos haremos ni nos harán reproches.
- Formación permanente, tener la mente siempre dispuesta a nuevos aprendizajes, a mantenernos al día en nuestra área de especialización y en materias vinculadas a ésta (tecnología, I+D, participación en foros de expertos, etc.).
- Adaptación al cambio, salir de la caja de confort, que en muchas ocasiones se convierte en la caja del desempleo, ya que hacer siempre lo mismo y de la misma forma reduce la empleabilidad.
- Ser íntegro en el desempeño de las funciones profesionales; dejar buena imagen en las empresas por las que se pasa y cultivar las relaciones humanas es el mejor salvoconducto para tener empleo de calidad.
- Estar atento a la evolución del mercado: qué demanda éste, qué habilidades tengo frente a esa demanda y cuáles me faltan.
Y, para finalizar, compromiso, compromiso, y compromiso: compromiso con la propia carrera, compromiso con la empresa en la que la desarrollas y compromiso con la propia responsabilidad. Si yo no me comprometo conmigo mismo, ¿quién se va a comprometer?