Sin embargo, nos quedamos con una pregunta abierta, el éxito causa la felicidad o la felicidad causa el éxito. Aristóteles dijo una vez, “la felicidad depende de nosotros mismos”. Igualmente, está claro que Maslow nos diría que consultáramos su famosa pirámide y las expectativas de cada persona, por lo que hay factores internos intrínsecos que son diferentes en cada uno de nosotros, a los que se deben prestar atención para poder construir una cultura laboral que genere felicidad y compromiso del empleado con su trabajo, teniendo en cuenta expectativas y necesidades.
En este sentido, está cada vez más demostrado a nivel científico y en numerosos casos prácticos, que incluir la felicidad como aspecto central en la gestión empresarial no es una cuestión de “buenismo”, sino de compromiso, productividad y rentabilidad sostenible.
La mayoría de los profesionales enfocan su trabajo de tres maneras posibles:
- Simplemente como un empleo.
- Como una carrera con retos y logros que conseguir por obtener un status.
- Como un modo de autorrealizarse.
Los “trabajadores felices” desarrollan las siguientes competencias, que están altamente relacionadas con la Inteligencia Emocional:
- Automotivación
- Autorregulación
- Habilidades sociales
- Autoconocimiento
En este sentido, algunos autores señalan seis actitudes clave: Intención, Responsabilidad, Interpretación, Agradecimiento, Generosidad y Relación.
A nivel práctico y con el entorno tan cambiante que nos rodea la gran diferencia de rendimiento y buen clima tanto en los momentos buenos como en los malos, se encuentra entre tener un equipo optimista y mentalmente fuerte versus un “equipo depresivo”. Aquí se revela la importancia de la actitud positiva en el complejo e incierto mundo actual, donde existen tentaciones para caer en la queja y el derrotismo y adoptar un rol de víctima y no de protagonista de tu vida. Dos actitudes se encuentran aquí plasmadas: Intención y Responsabilidad, es decir, postura positiva ante las circunstancias y asumir el control sobre las mismas.
Muchas compañías ya están implantando en sus políticas de gestión pruebas evaluativas referentes al últimamente nombrado “coeficiente de la felicidad”, al igual que en la entrevista por competencias se trata de poder explorar muestras y comportamientos observables y repetidos con anterioridad.
De este modo, se plasman muchos de los factores internos que hablamos en un principio, como puede ser la Inteligencia Emocional y la Capacidad de Resiliencia como fundamentalmente los elementos para lograr la diferencia entre la felicidad y compromiso, y la ausencia de los mismos. De este modo, hay que trabajar con todos estos factores internos y externos.
Desde Remica no perdemos de vista ninguno de los elementos y tratamos de afrontarlos con políticas diversas, pero está claro que debemos seguir avanzando e innovando, aspecto que es uno de nuestros principales valores.
Para terminar, nos gustaría decir que la actitud optimista de un equipo será una de las ventajas competitivas más difíciles de copiar por la competencia, y en ese camino debemos ahondar.