Miles de viviendas en nuestro país disponen de un sistema de calefacción central, en el que una misma sala de calderas ofrece servicio de calefacción y ACS a varios hogares. Y aunque ahora pueda parecer de lo más común, lo cierto es que su evolución nos deja muchos datos curiosos que contar y que te desvelamos en este artículo. ¿Nos acompañas?
Las viviendas con calefacción central tienen unas características comunes. Así por ejemplo, se componen de caldera, bomba de impulsión, red de distribución y elementos emisores de calor (generalmente, radiadores).
La sala de calderas no está en el interior de la vivienda, sino que se ubica en una estancia comunitaria (que debe cumplir con los requisitos técnicos y normativos vigentes). Por eso, las fechas y el horario del encendido de calefacción es algo que deciden las comunidades de propietarios, y por eso mismo se pueden alterar, alargar o acortar en función de lo decidido por el conjunto de los vecinos.
Estas características sobre la calefacción central son las más conocidas comúnmente. Sin embargo, existen otros datos y características menos conocidos. ¡Sigue leyendo y descubrirás cuáles!
1. Es un invento milenario
En la Edad Media se utilizaban las “glorias” para dar calor a los hogares: un antiguo sistema de calefacción con origen en el hipocausto romano (hypocaustum, en latín), que se empleaba por ejemplo para proporcionar agua caliente y calefacción a las termas de la antigüedad, así como en las casas más ricas.
Siglos más tarde, en época medieval, el hipocausto dio lugar a las glorias utilizadas en Castilla. Estas glorias se construían bajo una estancia de la planta baja y constaban de un lugar generalmente ubicado fuera de la vivienda donde se quemaba el combustible, que podía ser paja, madera, etc. A través de unos conductos situados bajo el suelo se hacía pasar el humo caliente y, posteriormente, este humo se liberaba a través de una chimenea vertical.
2. La calefacción central de gas se inventó en el siglo XX
En los tiempos que corren, y dado el precio de la energía, es común que las instalaciones de calefacción central que utilizan algún tipo de energía fósil y tienen que renovar su sala de calderas, se decanten por una instalación de gas natural.
Sin embargo, esto no era tan normal a principios del siglo XX. Alice Parker fue la primera persona quien, en 1919, inventó un sistema de calefacción central propulsado por gas. Aunque ingenioso, el diseño de Alice Parker nunca se fabricó. Sin embargo supuso una revolución ya que por primera vez un científico utilizó gas natural para calentar viviendas; algo que inspiró a otros inventores posteriormente para crear los sistemas de calefacción central que hoy conocemos.
3. El 10% de los hogares españoles cuenta con calefacción central
Las instalaciones de calefacción centralizadas, mediante las cuales se da servicio a un conjunto de hogares, por lo general de un mismo bloque o comunidad, no son tan frecuentes en nuestro país. Se calcula que un 10% de las viviendas españolas cuentan con este sistema de calefacción, frente al 25% de hogares con calefacción individual.
Por el contrario, la mayor parte de las viviendas tienen calefacción por elementos independientes (estufas, radiadores, bombas de calor…).
4. La calefacción central es más económica
Sobre todo en edificios residenciales de gran tamaño, la calefacción central presenta varios beneficios económicos ya que:
- El coste de la instalación colectiva es inferior a la suma de los costes de las instalaciones individuales.
- Al necesitar grandes volúmenes de combustible, es posible acceder a ofertas de las compañías comercializadoras.
5. A más regulación, mejor confort
Para sacar el máximo partido a las instalaciones de calefacción central, y aprovechar al máximo todo su potencial de ahorro manteniendo el confort, es muy importante que la instalación cuente con un sistema de regulación que adapte la temperatura de la vivienda a las necesidades de las personas.
Y es que ni en el mismo mes, ni incluso a lo largo del mismo día, las necesidades de calefacción son las mismas. Por lo que se recomienda que el sistema de calefacción central disponga de:
- Un sistema de control de la temperatura del agua, en función de la temperatura exterior.
- Válvulas termostáticas en todos los radiadores situados en los locales de la vivienda, exceptuando aseos, cuartos de baño, cocinas, vestíbulos y pasillos. Con esta solución se puede ahorrar entre un 8 y un 13% de energía.
- Disponer de algún sistema que permita repartir los gastos correspondientes de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria, en función del consumo de cada usuario. Al ser consciente cada persona lo que gasta si no regula su sistema de calefacción, se producen ahorros de alrededor del 30%.
En una comunidad de propietarios, el gasto en calefacción central puede llegar a ascender al 40-60% de los gastos totales. ¡Por eso, recuerda que cada grado centígrado cuenta y mucho! A más temperatura, más consumo de energía; lo que quizá muchos no sepan es en qué porcentaje. Se calcula que por cada grado que se aumenta la temperatura, se incrementa el consumo de energía aproximadamente un 7%.
En invierno, se recomienda regular la temperatura entre 19 y 21 grados centígrados durante el día y, durante la noche, mantener la temperatura en 15-17 grados.
Pero, para obtener el máximo beneficio de una caldera de calefacción central, conviene tener en cuenta los siguientes consejos:
- Cambiar las calderas antiguas (más de 15 años) e ineficientes y sustituirlas por calderas a gas de condensación, que permiten obtener un máximo rendimiento realizando un consumo moderado de combustible.
- Cuando se realicen rehabilitaciones de fachada, mejorar el aislamiento térmico del edificio, y colocar ventanas de doble cristal. De ese modo se evitan pérdidas de calor y se termina con el derroche energético (ya que de otro modo, la calefacción se enciende durante más tiempo para compensar las pérdidas térmicas).
- Contratar un buen servicio de mantenimiento que preserve los equipos en óptimas condiciones, al que poder recurrir si se registra cualquier incidencia.
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