El 31 de diciembre de 1999 fumé mi último cigarrillo. Mientras apagaba la colilla en el cenicero me preguntaba si sería capaz de dejar las dos cajetillas diarias que hasta ese momento me habían acompañado.
Lo conseguí.
La fuerza de voluntad necesaria para ello la encontré en el deporte. El 1 de enero de 2000, decidido a comenzar un nuevo estilo de vida, me calcé unas deportivas de las “sin marca” y una equipación que parecía un disfraz y me lancé a correr por las calles de nuestro Madrid. Desde entonces, a base de tesón y esfuerzo, he corrido 10 maratones y un sinfín de carreras.
Creo que este deporte está muy relacionado con el día a día empresarial. En uno de mis entrenamientos empecé a darle vueltas a esta idea, combinada con el hecho de que Remica patrocinase además este año al equipo Avintia Racing de MotoGP.
Como motero que también soy, me di cuenta de que había muchas similitudes y extremos opuestos entre estos dos mundos, pero que sin embargo, una empresa como Remica debía ser capaz de tomar lo mejor de cada uno de ellos.
Constancia, sufrimiento, perseverancia… son algunos de los valores que rodean el día a día del corredor de maratón. Lo importante es ser capaz de acabarlo, no buscamos grandes marcas. La antítesis de ello serían los pilotos de MotoGP: buscan la rapidez, la velocidad punta, la clasificación en los primeros puestos.
Reflexionando sobre este amplio abanico de valores, me di cuenta de que alguno de ellos confluían en nuestro departamento de I+D en REMICA. Por un lado, porque éste es constante en la mejora de avances técnicos al servicio del cliente y de la sociedad y por otro, porque la velocidad juega un papel fundamental en ello: se puede conseguir el mejor desarrollo, pero si no eres el primero, no tiene ningún valor.
Otro de los aspectos que me gustaría analizar en ambos deportes es el del carácter de individualidad que en apariencia les rodea. Sin embargo, mientras que el corredor de maratón está solo ante el reto que debe superar, el piloto cuenta con el aval de un enorme equipo (ingenieros, mecánicos…).
En este sentido, creo que desde Remica conjugamos ambas ideas: buscamos la atención personalizada -poner cara a cada uno de nuestros clientes- y a la vez, los entendemos dentro de la comunidad, la empresa o la entidad de la que forman parte. De esta manera, combinamos el factor puramente humano del maratón, con la idea de equipo, de comunidad unida, de la Moto GP.
Una frase que acompaña a menudo al corredor de maratón es que “el sufrimiento es efímero, pero la gloria es eterna”. Creo que ese “sufrimiento” lo compartimos también con los pilotos de Moto GP. Sin embargo, frente a los maratonianos, que contamos con la máquina más antigua que existe (el cuerpo humano), los pilotos de Moto GP cuentan con la última tecnología a su servicio.
No obstante, ambos compartimos un mismo fin: llegar a la meta. Del mismo modo, nosotros, REMICA, como compañía tratamos de llegar siempre a ese final, a esa meta que no es otra que conseguir que nuestros clientes queden satisfechos.
Pedro Pablo Madrid