Según estipula la directiva Directiva 2010/31/UE, el próximo 31 de diciembre de 2018 todos los edificios públicos nuevos deben ser edificios de consumo de energía casi nulo (EECN).
Esta obligación se extenderá dos años después, en 2020, a todos los edificios nuevos que deberán ser edificios de consumo de energía casi nulo.
FUENTE: Observatorio Vasco de la Vivienda
¿Qué son los edificios de consumo de energía casi nulo?
La Directiva 2010/31/UE define un edificio EECN como “un edificio con un nivel de eficiencia energética muy alto (…). La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida la energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno”.
La Directiva otorga a cada estado miembro cierta flexibilidad para elaborar sus propias definiciones de EECN a fin de que se incluyan en estas los hábitos constructivos y las condiciones climáticas nacionales.
¿Cuál es la situación actual?
Según un estudio publicado por el grupo de investigación ENEDI (Energética en la Edificación) de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la mayoría de los países del sur de Europa están mal preparados para la implementación de edificios de consumo de energía casi nulo, y especialmente, para el reto de modernizar los edificios existentes.
Imagen térmica de un bloque de viviendas de los años 70,
en la que se puede apreciar la pérdida de calor por falta de aislamiento.
Fuente: Revista Campusa (UPV-EHU)
La investigación ha sido liderada por la Université de Liege y en ella han participado más de una docena de investigadores europeos, que han analizado la situación de la edificación en siete países en el sur de Europa: Chipre, Francia, Grecia, Italia, Portugal, Rumanía y España.
“Los países que más han avanzado en este reto son los países del centro y norte de Europa”, explica Juan María Hidalgo, coautor del estudio. Hasta ahora, muchas investigaciones justificaban esta diferencia entre los países del sur y del norte de Europa debido al contexto económico. Sin embargo, las conclusiones de este estudio revelan que existen además barreras sociológicas y climatológicas que dificultan la implantación de edificios EECN.
Una de las conclusiones más relevantes del estudio apunta a la escasa formación de todos los agentes (Administraciones Públicas, profesionales de la construcción, ciudadanía…) como una de las grandes barreras, ya que todavía no se comprende qué es un edificio de energía casi nulo y cómo conseguirlo.
Por otro lado, también debe mejorarse la fase de diseño de edificios con más detalle, para optimizar el consumo energético y las pérdidas de energía en los cambios de estación, por ejemplo. Según explica Juan María Hidalgo a la Revista Campusa editada por la UPV-EHU, “si estas barreras no se solucionan, es muy probable que haya insatisfacción con el resultado real, ya que podrían darse problemas de confort térmico, sobrecalentamiento, sobrecostes innecesarios en la construcción etc. a menudo empeorados por un mal funcionamiento de los edificios”.
En opinión de este investigador, es más fácil construir un EECN nuevo por las posibilidades de ubicación y orientación, el empleo de materiales nuevos y tecnologías integradas en el diseño, que llevar este concepto al ámbito de la rehabilitación, pues hay menos flexibilidad de maniobra y los costes también aumentan.
¿Cómo contribuye una ESE como Remica a la implantación de edificios EECN?
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