La figura profesional del consultor energético surge de la necesidad de hacer frente a los retos energéticos y medioambientales a los que la sociedad debe hacer frente en el siglo XXI.
Según datos publicados por la oficina estadística europea (Eurostat), España fue el segundo gran país de la Unión Europea con mayor dependencia energética del exterior en 2014, cuando necesitó importar el 72,9% de la energía que consumió ese año.
Esta realidad afecta al usuario final y a las empresas, que cada vez ven cómo se encarecen más las facturas energéticas debido a sus instalaciones de iluminación, climatización, calefacción, etc. Ante esta realidad, frente a la figura de ‘técnico comercial’, que ofrece productos y servicios a sus clientes, surge el perfil profesional de ‘consultor energético’, que va más allá.
Gran cualificación
Un consultor energético es un profesional con una alta cualificación y conocimientos en soluciones de eficiencia energética. Antes de ofrecer un producto o servicio, realiza un estudio de las instalaciones y propone las medidas de ahorro y eficiencia energética (MAEs) más adecuadas, siempre teniendo en cuenta varios factores:
- Las necesidades de los clientes, ya se trate de comunidades de propietarios, empresas o instituciones.
- El estado y configuración de las instalaciones.
- Cómo evitar el derroche energético y proporcionar al mismo tiempo el confort que necesitan las personas que ocupan el edificio.
- El retorno de la inversión (ROI), es decir, en cuánto tiempo el ahorro energético compensará la inversión realizada.
Fases del trabajo de un consultor energético
En primer lugar, un consultor energético realiza una auditoría del edificio para conocer cuál es el estado de las instalaciones. A partir de ahí, puede detectar qué medidas de ahorro y eficiencia energética (MAEs) se pueden adoptar. Y cuál sería el retorno de la inversión (ROI) al hacerlo.
“Algunas veces los clientes nos pueden llamar porque, por ejemplo, tienen una caldera antigua o averiada que necesiten sustituir. Pero, incluso en esa situación, un consultor energético debe proponer una solución valorando tanto la mejora en eficiencia energética como el retorno de la inversión para el cliente”, asevera Antonio Ocaña, director Comercial de Remica.
Las acciones propuestas por un consultor energético buscan un objetivo cuádruple:
- Económico: Mejorar la eficiencia energética de la instalación para evitar el gasto innecesario de energía.
- Medioambiental: Evitar emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, responsables del cambio climático.
- Normativo: Que las medidas de ahorro y eficiencia energética siempre cumplan con la normativa vigente en el momento de actualizar la instalación.
- De confort: Las medidas de ahorro y eficiencia energética deben proporcionar el confort suficiente a las personas para que puedan desempeñar sus quehaceres personales y profesionales.
¿Por qué se necesita esta figura profesional?
Existe una creciente concienciación social sobre la necesidad de mejorar en eficiencia energética. “Hoy en día, tanto las instituciones y las empresas, como los ciudadanos son conscientes del alto grado de contaminación y combustibles fósiles que se consumen y generan. Hay que empezar a aportar nuestro granito de arena cambiando nuestros usos y costumbres para disminuir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y salvar el planeta”, explica Antonio Ocaña.
En la práctica, esto se traduce en la firma de acuerdos internacionales para mejorar en eficiencia energética y disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, y también provoca cambios en las normativas y legislaciones nacionales.
Así, por ejemplo, en nuestro país ya es obligatorio que los pisos que se pongan a la venta o que se alquilen dispongan de un certificado de eficiencia energética que determine cuál es el nivel de energética de los edificios. Este certificado puede llegar a influir en el precio de compra o de alquiler de los inmuebles.
Asimismo, con la publicación el pasado mes de febrero, del Real Decreto 56/2016, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE, las grandes empresas y grupos de sociedades deberán someterse a una auditoría energética cada cuatro años.
En ambos casos (viviendas y empresas), la figura de un consultor energético contribuye a desempeñar un importante papel. En el caso de las viviendas, a través de un diagnóstico inicial, el consultor energético puede orientar al cliente sobre las MAEs que pueden llevarse a cabo en el edificio para mejorar la calificación energética, algo que puede repercutir en la revalorización del inmueble.
Lo mismo en el caso de las empresas: para implantar las medidas sugeridas en las auditorías energéticas, contar con la experiencia de un consultor energético supone un plus de garantía ya que se ocupará de sugerir las medidas que logren los objetivos de ahorros y de garantizar el correcto funcionamiento de las instalaciones.