Las calderas de biomasa pueden quemar una amplia variedad de combustibles, entre ellos, la astilla, el pellet, la cáscara de almendra, el hueso de aceituna, la cáscara de arroz, los residuos de depuradora, etc.
El primer paso antes de seleccionar la biomasa es analizar aspectos fundamentales como son la garantía de suministro local, la estabilidad del precio y la demanda de la instalación.
Después, hay que estudiar cual es la tecnología disponible en el mercado que más se adapta al combustible y a binomio instalación-potencia. No es lo mismo la tecnología empleada en una caldera de agua caliente de 500 kW para comunidad de vecinos, que la que necesita una caldera de producción de vapor de varios MW de potencia para un proceso industrial.
No hay que olvidar que los fabricantes de calderas de biomasa diseñan sus productos y los certifican (emisiones, rendimiento, seguridad, etc) para el uso de sólo algunas biomasas. Es un error común caer en la tentación de usar combustibles no adecuados en calidad y forma al diseño de una caldera, empujados por el bajo precio de estos. El resultado de ello se traduce en averías, paradas, disminución de la vida útil del equipo, etc.
En el caso de producción de agua caliente hasta 1 MW, los combustibles más empleados en las calderas de biomasa son la astilla, el pellet y el hueso de aceituna. Los dos primeros están normalizados aunque, por red de distribución, por garantía de suministro y calidad, en España los más aconsejables son el pellet y un hueso de aceituna de alta calidad.
El Pellet
El pellet se realiza a partir de astilla seleccionada, secada, molida, prensada y madurada en unas condiciones determinadas.
Se trata del combustible empleado en calderas de biomasa con una mayor densidad energética, lo que permite que sea rentable transportarlo a mayores distancias y que, a igualdad de volumen de almacenamiento, se disponga de mayor autonomía. 2 kg de pellet equivale a 1 L de gasoil, esto es, 10 kWh aproximadamente.
El pellet desde el punto de vista de la carga-descarga se comporta como un fluido. Puede transportarse mediante un camión cisterna, de manera similar a como se hace en las instalaciones de gasoil; se puede descargar el camión situado en el exterior del edificio utilizando una manguera de hasta 35 metros.
Si el pellet si es de alta calidad y pureza, es la biomasa menos agresiva para las calderas, proporcionando mayor vida útil, el que menos ceniza genera y menores costes de mantenimiento. El inconveniente es que su precio es el más alto dentro de las biomasas.
La astilla
La astilla es la biomasa más económica. Su precio es realmente competitivo en para demandas de más 1.500.000 kWh/año. Sin embargo, tiene una menor densidad energética en comparación con el pellet, por lo que para utilizar este combustible se necesita un espacio de almacenamiento mayor y un punto de suministro a menos de 100 km.
Para rentabilizar el uso de astilla la instalación debe contar con silos bastante grandes, con una capacidad mínima de 120 ó 150 metros cúbicos. Estos silos suelen estar construidos de forma subterránea, por debajo de la cota cero. En ellos debe poder descargarse la astilla por gravedad. Para demandas menores a 2.000.000 kWh y contando con un proveedor fiable de astilla seleccionada y cribada, puede usarse descarga con camión neumático.
El hueso de aceituna
El hueso de aceituna es más barato que el pellet y más caro que la astilla. Al igual que éstos, el hueso tiene que ser procesado y seleccionado. Es necesario que esté despulpado y secado. Se puede descargar por gravedad o por medios neumáticos. A la hora de diseñar los tornillos sin fin, hay que tener en consideración que es abrasivo y puede desgastarlos prematuramente si no se emplean materiales resistentes.