Ya han pasado muchos años desde que en 1830, el francés Andrew Ure inventara el primer termostato que nos permitiera controlar la temperatura requerida en determinados ambientes.
Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos sucedidos desde entonces y culminados con la era digital, contamos con numerosos elementos para conformar los sistemas de regulación y control de las calderas que, junto con el profundo conocimiento de los expertos en la materia, nos proporcionan de manera eficaz y equilibrada entornos confortables y enérgicamente eficientes.
Como elementos claves de estos sistemas que contribuyen para alcanzar tal fin, podemos destacar:
-Un diseño funcional de la Sala de Calderas
-Los controladores DDC
-Los lazos de Regulación y Control
-Las vías de Comunicación
-El Equipo de explotación
Diseño funcional de la Sala de Calderas
El primer elemento que tenemos que tener en consideración es el diseño de la sala de calderas. La instalación de la sala tiene que estar diseñada y dimensionada para cubrir las necesidades térmicas de los usuarios de los edificios.
Deben ser capaces de alcanzar el grado de confort demandado manteniendo un grado de eficiencia energética adecuado. Sondas de temperatura, contadores de energía, bombas de caudal variable, calderas de condensación con control por modulación exterior son alguno de los elementos que la conforman.
Controladores DDC
El controlador DDC es el encargado de hacer funcionar la sala de calderas en base a una memoria de funcionamiento diseñada a su medida.
Incluye todos los lazos de regulación necesarios, algoritmos matemáticos, curvas de compensación, programas horarios y módulos gestión de alarmas y tendencias. Muchos ya vienen preparados con programas de gestión de energía dotándole así de un potencial añadido. Este elemento es uno de los evidentes resultados de la era digital.
Lazos de Regulación y Control
Como hemos comentado en el punto anterior, funcionan dentro de los controladores DDC. Son algoritmos matemáticos que básicamente hacen que el sistema reaccione a un cambio o desequilibrio en la variable controlada mediante el ajuste de otras variables para restaurar el sistema a su equilibrio deseado. Ejemplos de lazos de regulación serían el control de dos posiciones, control flotante, control por etapas, control PID, control por compensación, o control adaptativo.
Vías de Comunicación
Son los elementos conductores entre el controlador de la sala y el equipo de explotación. Si bien el controlador en sí, una vez programado es 100% autónomo, es necesario un medio para interactuar con él. Poder recibir información referente a la situación de la sala y poder actuar sobre ella pudiendo cambiar parámetros o incluso su actual rutina de funcionamiento.
Estas vías de comunicación han evolucionado en las últimas décadas. Los módems analógicos que trabajan sobre la red de telefonía básica han dado paso a redes digitales de alcance global y últimamente a la comunicación inalámbrica máquina a máquina (M2M).
El equipo de explotación
De nada serviría una sala de calderas totalmente funcional sin tener por detrás un equipo de explotación competente que la gestione día a día obteniendo de ella sus mayores rendimientos y eficiencias energéticas. Una respuesta rápida ante las alarmas recibidas, una gestión y análisis de datos y una implantación de mejoras continuas en la regulación hacen que la instalación de la sala sea una instalación viva. El equipo de explotación incluye las tareas de gestionar un correcto mantenimiento, tanto preventivo como correctivo “in situ” en la misma sala.