Si trabajas en una oficina es probable que con el verano te haya tocado mantener disputas con tus colegas de trabajo para establecer cuál es la temperatura idónea para trabajar.  Según un estudio realizado por los investigadores Boris Kingma y Wouter van Marken Lichtenbelt y publicado en la revista Nature Climate Change, los sistemas de climatización establecen diferencias entre sexos, ya que mientras las mujeres se lamentan del frío, los hombres tienden a quejarse del calor que pasan en el centro de trabajo.

Pero, ¿quién tiene razón? Para descubrirlo, los científicos analizaron la fisiología de 16 mujeres jóvenes mientras realizaban trabajos ligeros de oficina. El estudio determinaba que su metabolismo basal  estaba por debajo de los valores estándar, lo que ha llevado a concluir que las mujeres necesitan temperaturas menos bajas que los hombres durante el verano para sentirse cómodas. En concreto, indican, que mientras para los hombres la temperatura ideal en casa o en el trabajo es de 22 °C, para ellas es de 25 °C, tres grados de diferencia.

El trabajo de Kingma y van Marken recoge además un gran número de estudios en los que se llega a la conclusión de que la sensibilidad a la temperatura es muy diferente entre mujeres y hombres y que por lo general, a idéntica situación, son ellas las que tienden a sentir más frío.

Sin embargo, pese a todos estos estudios, en el diseño de los edificios no se tienen en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres y se continúa aplicando el viejo estándar, establecido en los año ’60 por el investigador danés Ole Fanger quien se ajustó a los valores de un varón de 40 años y 70 kilos.

En la nueva investigación se genera un modelo que fomenta una zona termoneutral (ni fría ni caliente) para el mayor número posible de personas en la que se estable una temperatura de 24°C. De acuerdo con la investigación, de esta forma los empleados se sentirán más cómodos trabajando y la empresa ahorrará energía.

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