En edificios con calefacción central, en los que no existe forma de medir el consumo de calefacción que se realiza en cada vivienda, instalar un sistema que permita repartir los gastos ofrece múltiples ventajas. A estos sistemas se les conoce popularmente como “contadores individuales” de calefacción central, aunque en realidad hay que diferenciar entre dos tipos de dispositivos que permiten obtener datos de consumo para repartir costes entre los usuarios:
- Contadores de energía térmica. Estos dispositivos miden la energía que consume el sistema de calefacción de cada usuario. Se instalan en viviendas con calefacción central “en anillo”, es decir, donde las tuberías generales de distribución están dispuestas por plantas y en cada vivienda existe un circuito de calefacción independiente que conecta todos los radiadores, y a su vez está conectado con la general del edificio.
- Repartidores de costes. Estos dispositivos estiman la energía que emite el radiador sobre el que están montados. Se instalan en viviendas con calefacción central “en columna”, donde no es técnicamente viable utilizar contadores de energía térmica. En estas instalaciones las tuberías generales de distribución están configuradas por columnas verticales que conectan los radiadores del edificio sin existir unión entre los distintos radiadores de cada vivienda.
En ambos casos, ¿cuál es la ventaja de instalar un sistema que permite estimar el consumo de calefacción por vivienda?
1. El edificio se adapta a lo que ya se hace en viviendas de nueva construcción
Desde hace algunos años, en los edificios de nueva construcción es obligatorio que cada usuario disponga de un contador de energía. Y es que se considera que determinar los consumos individuales y globales y su posterior reparto económico entre usuarios contribuye al ahorro y la eficiencia energética del edificio.
2. Con los contadores individuales se paga en función del consumo de calefacción realizado
Gracias a los contadores de energía térmica y a los repartidores de costes, ya no se paga en función de criterios como el cociente de propiedad, sino que los gastos variables de la calefacción (aquellos que no son comunes a toda la instalación) se distribuyen en función del consumo realizado.
Por ello, la instalación de sistemas que permitan medir el consumo de calefacción suele complementarse con la instalación de válvulas termostáticas en los radiadores, que permitan regular la temperatura en función de las necesidades de cada vecino.
3. Se ahorra energía
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Alcalá para la Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción (AERCCA), se ahorra de media un 24,7 por ciento en calefacción en aquellas instalaciones térmicas centralizadas donde los radiadores disponen de repartidores de costes y válvulas termostáticas.
De hecho, las empresas de servicios energéticos como Remica, que han tenido la oportunidad de evaluar los consumos de las instalaciones con individualización, avalan estos datos con resultados que oscilan entre un 20 y un 35 por ciento de ahorro.
A dichos ahorros habría que descontar entre un 7 y un 10 por ciento de gastos que genera este nuevo servicio, derivados de la lectura y emisión de facturas y/o alquiler de los repartidores de coste. Aun así, el ahorro compensa con creces la inversión que supone aplicar esta medida.
4. Medir más no significa tener menos confort
La incorporación de contadores de energía térmica o de repartidores de costes, junto a la instalación de válvulas termostáticas, también sirve para terminar con la existencia de algunas patologías del edificio.
Así por ejemplo, para lograr un correcto funcionamiento de la instalación, estas actuaciones suelen ir acompañadas de un equilibrado hidráulico, un proceso a través del cual se logra que todos los radiadores calienten correctamente.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el calor emitido por los radiadores se aprovecha más en aquellas viviendas en las que se hayan realizado mejoras para evitar el derroche energético, como por ejemplo, instalar ventanas aislantes o mejorar el aislamiento térmico de la fachada. Y es que el radiador más eficiente poco puede hacer para ahorrar energía si el calor que produce se termina “escapando” por ventanas, suelos, techos o paredes.
5. Ayuda a cumplir los objetivos europeos
Para 2050 la Unión Europea se ha fijado como objetivo contar con un parque de viviendas descarbonizado y altamente eficiente.
En nuestro país, el sector residencial consume el 18,6% de la energía final. Para tratar de mejorar este volumen de consumo energético, el Ministerio de Energía, a través del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) ha puesto en marcha la segunda edición del programa de ayudas PAREER para la rehabilitación energética.
A través del PAREER II se pretenden impulsar actuaciones para mejorar el aislamiento térmico de los edificios, optimizar la eficiencia de sistemas de iluminación y potenciar el uso de energías renovables en el sector residencial. Más información en www.idae.es