Apuntábamos en nuestro artículo acerca de la empleabilidad que el mercado laboral actual está caracterizado por sus mayores exigencias y por tanto requiere mayor polivalencia y flexibilidad por parte de los profesionales. Entre los cinco factores que hacen al profesional más empleable, (apertura al cambio, proactividad, motivación, resiliencia e identificación con el trabajo) la ‘apertura al cambio’ es uno de los factores imprescindibles para mejorar la empleabilidad del profesional: mantener o progresar en el puesto de trabajo, o lograr un empleo si no se tiene.
Desde un punto de vista profesional, ¿Qué significa ‘apertura al cambio’?
La apertura al cambio en el trabajo supone tener flexibilidad a la hora de afrontar retos o situaciones complejas en el ámbito laboral, aceptando que en un mundo en permanente cambio no podemos pretender obtener buenos resultados sin hacer las cosas de manera diferente, sino que debemos adaptarnos a las demandas que cada situación requiera si queremos mejorar nuestra empleabilidad en este mercado tan competitivo.
La evolución de los mercados, con nuevos conceptos sobre producción, tales como la gestión de la calidad total, la reingeniería de procesos o los cambios socio tecnológicos hacen que se haya reducido la división y especialización del trabajo y se haya incrementado el trabajo en equipo y el cruce de funciones dentro y fuera de cada área de trabajo concreta; por ello, en la actualidad, dominar un área de especialización es insuficiente si quieres mejorar y garantizar resultados positivos a la carrera profesional y la empleabilidad en general. Esto implica no solo invertir en el desarrollo de las propias competencias, sino estar atentos a la posible evolución de nuestra empresa/sector de ocupación y anticiparnos a los cambios o mejoras que dicha evolución puedan suponer, aceptándolos sin resistencia, sino más bien como una oportunidad de empleabilidad y desarrollo profesional.
Esta polivalencia y actitud de apertura hacia el cambio solamente puede fundamentarse en la mejora y adquisición permanente de conocimientos y habilidades de gestión, sobre las que hay que adquirir formación y experiencia hasta llegar al mayor nivel de dominio posible: cuando las carreras son menos predecibles, tener un nivel alto de competencias que nos permita afrontar los cambios de nuestro entorno laboral se convierte en una clave fundamental para mejorar o mantener la empleabilidad de la persona, que satisfaga nuestras necesidades vitales y nos permita lograr satisfacción profesional.
La adquisición de competencias debe ser tanto técnica (en cuanto a los conocimientos necesarios para nuestro desempeño profesional) como actitudinal, es decir, no basta tener un alto grado de conocimiento sobre lenguajes de programación, diseño de instalaciones, procesos administrativos, o cualesquiera otras nociones que necesitemos en nuestro trabajo habitual, sino que es fundamental adquirir competencias como trabajo en equipo, visión estratégica, gestión de equipos, etc; si queremos generar, mejorar y gestionar una empleabilidad de calidad. Asumir una actitud proactiva, de compromiso con la empresa y con la búsqueda de la excelencia, son ejemplos de la dimensión apertura al cambio.
¿Cuáles son los frenos a la apertura al cambio?
El miedo al fracaso, los hábitos consolidados, miedo a la inseguridad y a lo desconocido, la inercia, etc; son las causas que impiden no mejorar tu posición frente a un cambio tecnológico, o de funciones, cuando estas oportunidades pueden mejorar nuestra empleabilidad. Todos podemos preguntarnos ¿tendré la capacidad suficiente para hacerle frente y dominar esa tecnología/función?
La persona empleable aprovecha los cambios para avanzar, asume las incertidumbres como retos, asume la responsabilidad de su propia carrera profesional, reconoce sus errores y potencia valores ligados a la adaptabilidad, tienen visión de futuro y maneja bien la incertidumbre, mantiene una actitud positiva. Es decir, frente a la pregunta formulada en el párrafo anterior, la persona empleable responde SÍ, por su predisposición a emprender todas las acciones necesarias para lograr que el reto de abordar una nueva tecnología o función se convierta en un éxito, aceptando la incertidumbre y el cambio como algo inherente al desarrollo profesional, esa persona no sólo aumenta sino que mejora su manera de verse ante los demás, fortaleciendo y asegurando una futura empleabilidad.
La apertura al cambio, en definitiva, consiste en mejorar el desempeño de nuestro trabajo con mentalidad abierta, actuando proactivamente, anticipándonos a los cambios y oportunidades que se producen en nuestro contexto laboral, para lo cual debemos estar preparados cuando llegue el momento de mejorar nuestra empleabilidad.
Apertura al cambio es la capacidad de analizar lo que sucede en nuestro ámbito profesional, para evaluar si tenemos que emprender nuevas acciones, y valorar cada cambio como una oportunidad de aprendizaje. Esta actitud contribuirá de manera importante a mejorar el nivel de empleabilidad de un profesional de cualquier ámbito de actividad.