Según el Observatorio de Eficiencia Energética, el 95 por ciento de las empresas valoran la eficiencia energética como “una oportunidad para mejorar la competitividad”. Y es que lograr la misma producción reduciendo el consumo energético tiene grandes beneficios desde el punto de vista ambiental y económico para las empresas.
Los principales aspectos sobre los que pueden actuar las empresas para mejorar su eficiencia energética son:
- Reducir el consumo energético de los edificios, rehabilitándolos e instalando dispositivos de bajo consumo energético, como por ejemplo sistemas de alumbrado eficiente.
- Disminuir el consumo de los procesos productivos en los centros de actividad industrial, a través de nuevas tecnologías de alta eficiencia energética.
- Avanzar hacia una movilidad sostenible reduciendo el consumo de combustible, adquiriendo vehículos de alta eficiencia energética y fomentando la conducción eficiente.
¿Qué opinan al respecto diferentes expertos y organizaciones?
Eficiencia energética en oficinas
Mejorar la eficiencia energética en edificios de oficinas es un reto que implica tanto a directores de compañías como a todos los miembros que trabajan y/o interactúan con la organización. Así opina Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, quien durante la presentación de la Guía OFFicinas Eficientes consideraba “fundamental la implicación de las organizaciones, empresas y trabajadores en la lucha contra el cambio climático, ya que, con pequeños cambios de comportamiento y buenas prácticas, se pueden conseguir grandes beneficios para el planeta”.
Convencidos de ello, la ONG ha lanzado la campaña www.officinaseficientes.es en la que se aportan claves para que instituciones, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro puedan mejorar la eficiencia energética de sus edificios, disminuyendo la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
Procesos productivos más eficientes
Sin duda alguna, la energía es uno de los insumos básicos de la industria. De hecho, no sería posible producir ningún producto sin una fuente de energía, de ahí que el precio de esta tenga tanta influencia sobre el sector industrial.
Según la Encuesta de Consumos Energéticos 2013 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el consumo energético de las empresas industriales alcanzó los 11.086 millones de euros en el año 2013, con un descenso del 2,2% respecto a 2011.
La utilización eficiente de la energía y los recursos ha calado en la conciencia de la mayoría de los sectores de la industria. Michael Matthesius, presidente global de la compañía Weidmüller, defiende que una mayor eficiencia en los procesos industriales no significa necesariamente que haya que sacrificar los resultados. “Los robots no deberían manipular piezas a una velocidad mayor que la que emplea la cinta transportadora. La armonización eficiente de procesos es una de las tareas principales para lograr una gestión energética eficiente y, sobre todo, económica”, asegura.
Transporte sostenible
“Actualmente se pierden en España 5.500 millones de euros en atascos de tráfico», explicaba Rosa García, presidenta de Siemens, durante la Jornada Reindustrialización y Crecimiento organizada por el diario El Economista. En su opinión la tecnología es un aliado imprescindible para que España consiga tener infraestructuras que funcionen con una mayor eficiencia energética tal y como requieren las normativas europeas.
«Se podrían aumentar las capacidades de los aeropuertos o hacer fluir más trenes en el mismo periodo de tiempo. Si se aplica la tecnología se pueden prever malas condiciones meteorológicas o de otra índole y por tanto podríamos adelantarnos a ellas y gestionar mejor todos los modos de transporte para evitar los atascos», asegura.
En Remica apostamos por la movilidad sostenible ya que creemos que reporta beneficios tanto al medio ambiente como a las organizaciones. De hecho, nuestra empresa fue premiada durante la VII edición de los premios “Muévete Verde” que otorga el Ayuntamiento de Madrid en el marco la Semana Europea de la Movilidad.
El consistorio reconoció con este galardón la labor de nuestra empresa por hacer más sostenible su área de movilidad, optimizar rutas de transporte o crear una flota de vehículos corporativos totalmente eléctricos.
José Porras, presidente de Remica, considera que la eficiencia energética es el principal pilar de la política corporativa de Remica, pero en la coyuntura actual las iniciativas que se emprenden además de sostenibles, deben ser rentables. “Además de los beneficios medioambientales, gracias a la incorporación de vehículos eléctricos a nuestra flota hemos podido tanto reducir costes como emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera”, explica.
Primer paso: realizar una auditoría
El primer paso para mejorar la eficiencia energética de cualquier organización es realizar un diagnóstico o auditoría energética.
Las auditorías energéticas permiten a las organizaciones conocer su situación respecto al uso de energía, principalmente:
- Detectan qué partes de los procesos pueden contribuir al ahorro y la eficiencia de la energía consumida.
- Identifican cómo optimizar la demanda energética de la instalación.
- Analizan el uso y la diversificación de las fuentes energéticas, incluyendo la optimización por cambio de combustible.
Actualmente, existe un proyecto de Real Decreto de eficiencia energética que todavía no ha sido aprobado, pero que normalizaría lo relativo a auditorías energéticas, acreditación de proveedores de servicios y auditores energéticos, promoción de la eficiencia energética y contabilización de consumos energéticos. La aprobación de este Real Decreto supondría la transposición de la Directiva Europea de Eficiencia Energética (2012/27/UE) en estos conceptos.
En su capítulo II, el Real Decreto incluye la regulación de las auditorías energéticas que deben realizar las organizaciones. El texto “establece la obligación, para las empresas no PYMES, entendiendo por tales aquellas que de acuerdo con el título I del anexo de la Recomendación 2003/361/CE de la Comisión, de 6 de mayo de 2003, sobre la definición de microempresas, pequeñas y medianas empresas, ocupan a más de 250 personas y cuyo volumen de negocios anual excede de 50 millones de euros o cuyo balance general anual excede de 43 millones de euros. Estas empresas deben realizar una auditoría energética antes del 5 de diciembre de 2015 y, posteriormente, como mínimo, cada cuatro años a partir de la fecha de la auditoría energética anterior”.
También se establecen “los requisitos que debe cumplir dicha auditoría, se crea en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo un Registro Administrativo de Auditorías Energéticas y se establece un sistema de inspección de las mismas”.