“Puedes aprender más en una hora de juego que en toda una vida de conversación”, ya lo dijo Platón, y es que cuando somos pequeños aprendemos y adquirimos comportamientos y valores gracias a los juegos y la interacción con nuestros compañeros ¿por qué no continuar jugando cuando somos adultos? Las empresas han trasladado esta idea a sus empleados a través de la gamificación; una técnica que ya hemos abordado en anteriores artículos de este blog.
Mediante la gamificación se consigue potenciar entre los compañeros la participación, la imaginación y sirve de ayuda para el aprendizaje. Igual que cuando éramos pequeños, se crea un entorno amigable para entrar en una zona de confort, lo que favorece que surjan ideas que en otras condiciones de trabajo no aparecerían.
En nuestra constante búsqueda por mejorar los procesos internos de la compañía, como parte de nuestro Programa de Formación, hemos puesto en marcha un par de sesiones de Lego © Serious Play © dirigidas por un formador-coach. Se trata de una curiosa y divertida metodología que utiliza los bloques de Lego © para dar respuestas a preguntas e inquietudes que surgen dentro de la empresa. ¡Y funciona! De esa manera los compañeros intercambian experiencias, lo que ayuda a conocer mejor cómo es la persona que comparte nuestro objetivo dentro de la empresa.
Para que este tipo de sesiones tengan éxito, es muy importante definir previamente con el formador los objetivos que se pretenden alcanzar, lo que hace que cada sesión sea diferente. En función del sector de la empresa, las metas que pretenden ser alcanzadas también serán distintas. Los talleres se adaptan a la demanda partiendo de la experiencia y conocimientos del formador.
Ventajas de la gamificación
Las sesiones suelen durar de seis a ocho horas, y permite democratizar la actividad, ya que las jerarquías quedan aparcadas en la puerta y todos los miembros que participan tienen que desarrollar los mismos desafíos que les impone el formador, trabajando juntos y colaborando.
Los ejercicios generalmente consisten en traducir en construcciones de Lego © conceptos o respuestas a los planteamientos que propone el formador. Estas actividades sirven para que los empleados ‘escuchen con los ojos’ y aprendan a interpretar el significado de las figuras que han fabricado sus compañeros.
En nuestro caso, una de las actividades que se llevaron a cabo fue la de crear con piezas de Lego © una figura que representase lo más importante para cada uno. Las risas no tardaron en surgir, dentro del ambiente relajado el resultado fueron piezas que, sin un mensaje de sus autores, no tenían ningún significado, pero una vez explicada la razón de colocar ciertos bloques de una determinada forma, la construcción adquiría un sentido lógico.
Este ejercicio sirve para aprender a escuchar los mensajes y las explicaciones que recibimos, no centrarnos únicamente en lo que estamos viendo sino en saber interpretarlo con ayuda del mensaje de su creador. De esta manera, lo que creíamos que no tenían ningún sentido, de repente lo tiene. Como curiosidad pudimos apreciar que los compañeros que tienen niños pequeños presentaban mayor habilidad a la hora crear figuras, ya que están más en contacto con este tipo de piezas y sus construcciones eran las que primero se completaban.
Otra de las ventajas es aprender a dar respuesta en un tiempo determinado. De esta manera cuando los participantes tengan que trasladar lo aprendido a su día a día, verán como los tiempos y la capacidad de resolución de problemas será más eficiente.
Con este tipo de actividades se consiguen reacciones y respuestas más creativas, sinceras y diferentes en comparación a las que se darían en una reunión convencional, donde muchas veces no se comentan las ideas de igual a igual.
Los trabajadores suelen calificar la experiencia de enriquecedora ya que es un momento en el que se les pide opinión y pueden aportar ideas para mejorar el día a día de la compañía. El ambiente es relajado y receptivo, lo que permite mayor fluidez de pensamiento.
Gracias a este tipo de actividades se consigue romper la rutina y aporta aire fresco a las tareas diarias. Muchas veces los empleados llevan años trabajando de la misma manera y es necesario replantear los procedimientos de actuación y reconectar con la empresa para conseguir el objetivo común: crecer. Al finalizar la sesión, todas las ideas obtenidas se reflejan en una pizarra y se marca el objetivo de llevarlas a cabo, se crea una hoja de ruta que los trabajadores afrontan motivados.
Desde Grupo Remica se está llevando a cabo el proyecto ‘Juntos Sumamos’, donde se está poniendo en práctica este tipo de técnicas que plantean implicar a los trabajadores para construir un camino común y, de esta manera, afrontar el crecimiento de la empresa como un equipo unido con un objetivo común.