Los últimos años han estado bastante saturados de información acerca de la importancia de gestionar la marca personal, poniendo el foco especialmente en las herramientas 2.0 como aspecto fundamental de la imagen profesional que transmitimos a los demás.
¿Qué significa gestionar la marca personal? Seleccionamos la definición de William Arruda, experto norteamericano en marca personal:
“La marca personal es la manera de clarificar y comunicar aquello que nos hace diferentes y especiales, y de emplear esas cualidades para guiar nuestra carrera o tomar nuestras decisiones estratégicas. Consiste en comunicar de modo claro la promesa de valor única que ofrecemos a nuestra empresa o nuestros clientes”.
Se trata por tanto de aplicar a la imagen profesional que proyectamos la creatividad y capacidad de innovación que aplicamos a un nuevo proyecto empresarial, como parte de la estrategia de la carrera profesional; el proyecto consiste en comunicar a los demás el propio valor personal para que estos nos perciban de forma positiva respecto al mercado en el que queremos desarrollarnos profesionalmente. Y la novedad es el uso de las nuevas tecnologías para que esta imagen se proyecte a través de redes sociales y mantenga una correcta reputación en Internet, un buen posicionamiento. Nuestro valor profesional se transmite a través de estas herramientas, por lo que llega más rápidamente y a más personas. Todo profesional ha cuidado siempre su imagen profesional y lo que varía sobre todo ahora es el cómo y el hecho de que tiene mayor trascendencia en un mercado totalmente globalizado: tratamos de determinar nuestro valor en relación al mercado laboral.
Si nos referimos ahora al constructo empleabilidad (la suma de todas las habilidades, actitudes, conocimientos, experiencias y valores que tiene una persona, en relación a las necesidades del mercado de trabajo), mucho más antiguo que el de marca personal, veremos que hay más similitudes que diferencias. Veamos qué aspectos comunes comparten ambos conceptos:
- Se parte del autoconocimiento, siendo consciente de los talentos y áreas de mejora que uno tiene, para poner en valor los primeros y trabajar las segundas.
- Se deben desarrollar nuevas competencias, ya sean las habilidades para comunicarse a través de Internet y redes sociales en el caso de la marca personal, o nuevas competencias para progresar en las áreas de mejora detectadas.
- Se debe atender a la vocación, prestar atención a aquello a lo que vocacionalmente nos inclinamos y que suele coincidir con nuestra mejor capacitación.
- Se debe producir un reciclaje cuando las propias competencias están desalineadas con las necesidades del mercado.
- Se debe tener la capacidad de comunicar adecuadamente la propuesta de valor.
Es decir, que la finalidad de gestionar la marca personal y la empleabilidad es la misma: desarrollar la capacidad para encontrar y mantener un proyecto profesional motivante, acorde a nuestra vocación y expectativas en el ámbito laboral.
¿Y cuáles son las diferencias? Sobre todo el foco: la gestión de marca personal lo pone en la adecuada gestión de las redes sociales e Internet, en tanto que la empleabilidad lo pone en la mejora de competencias. Pero ambos conceptos se retroalimentan: una buena gestión de marca personal mejora la empleabilidad, posicionando el perfil profesional de manera que sea reconocido en el mercado concreto en el que quiere actuar; a su vez, es muy difícil crear una marca personal sólida si se tiene baja empleabilidad.
Gestión de marca personal y empleabilidad son, por tanto, conceptos complementarios. Antes se podía tener alta empleabilidad sin gestionar adecuadamente la marca personal. En la actualidad, la globalización y la extensión del uso de las herramientas 2.0 a todos los ámbitos de la vida hacen imprescindible prestar atención a esta nueva forma de conectar con otras personas y comunidades a través de nuestro perfil público, y se vuelve relevante que aquellos se identifiquen con tu marca, es decir, con tu forma de comunicar el valor que aportas como profesional.