Un radiador es el tipo de emisor de calefacción más utilizado en el interior de las viviendas. Para que pueda cumplir con su función de calentar una estancia, el radiador debe tener una potencia adecuada en función del habitáculo en el que se van a instalar.
Existen distintos tipos de radiadores de calefacción, en función del material del que están hechos (hierro fundido, aluminio, chapa de acero, tubos de acero…) y según su forma (constructiva: panel, otros elementos…).
¿Depende la potencia del material del que está hecho el radiador? Lo cierto es que no. Según recoge la Guía práctica sobre instalaciones centralizadas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) en edificios de viviendas, redactada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR), “se pueden conseguir las mismas potencias con radiadores de distinto tamaño en función del material del que están fabricados y de su configuración física”.
Este es el esquema básico un radiador:
Imagen: Guía práctica sobre instalaciones centralizadas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) en edificios de viviendas
Válvulas termostáticas
En instalaciones de calefacción central, para que los usuarios puedan regular en su hogar la temperatura en función de sus necesidades de confort, se recomienda la instalación de válvulas termostáticas en los radiadores. Estas válvulas, constan de dos partes:
- Una válvula termostatizable situada en la entrada de agua del radiador.
- Un cabezal termostático, que es un elemento sensible al calor que abre, cierra o regula el caudal de agua en el radiador en función de la diferencia entre la temperatura de la habitación y la que se desea alcanzar.
La normativa recomienda instalar cabezales termostáticos en salones y dormitorios ya que, en instalaciones de calefacción central, si se instalaran cabezales termostáticos en todos los radiadores del edificio y se cerrasen todos a la vez la caldera se quedaría sin circulación, lo que generaría problemas de funcionamiento.
Repartidores de costes
Gracias a las válvulas, los usuarios pueden regular la calefacción a su gusto. Si, además se instalan repartidores de costes o contadores de calefacción central, se puede contabilizar el consumo de calefacción realizado por cada vecino.
En edificios de nueva construcción es obligatorio que cada usuario disponga de un contador de energía. Sin embargo, en muchos edificios antiguos con calefacción central es todavía una asignatura pendiente.
Los repartidores de costes se instalan en edificios con sistema de distribución en columna, es decir, en aquellos en los que las tuberías están distribuidas en columnas verticales y de abajo a arriba conectan los radiadores del edificio.
En este tipo de instalación no existe unión entre los distintos radiadores de la vivienda, por lo que no es factible usar contadores y, por tanto, para medir el consumo de calefacción de cada vivienda es necesario colocar repartidores de costes en cada radiador.
Para calcular el consumo calórico, el repartidor de costes de calefacción tiene en cuenta tanto el tamaño del radiador como la diferencia entre la temperatura en la superficie del mismo y la temperatura ambiente.
Actualmente, los repartidores que se instalan son electrónicos y sus lecturas se recogen vía radio, por lo que no es necesario entrar en la vivienda hasta que se agote la batería, que tiene una duración de 10 años.
Esquema de funcionamiento de repartidores de costes. Imagen: Remica
¿Cómo funciona un radiador?
La potencia de calefacción de los radiadores depende de la temperatura del agua que les llega desde las calderas, del caudal que circula por su interior y de la temperatura ambiente del local donde se encuentran situados.
Así lo explican en la Guía práctica sobre instalaciones centralizadas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) en edificios de viviendas, donde también señalan que la potencia aumenta “a medida que la temperatura del agua se incrementa o cuando circula un caudal mayor, mientras que disminuye cuando lo hacen la temperatura o el caudal”.
El mejor sitio para ubicar un radiador
Se recomienda instalar los radiadores bajo la ventana, en la pared más fría de la habitación, que suele ser la pared exterior. Incluso, se puede colocar un material aislante en la pared a fin de disminuir las pérdidas de calor hacia el exterior.
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