En edificios residenciales, puede suceder que la instalación solar térmica que contribuye a la producción de agua caliente haya dejado de funcionar y que la comunidad de propietarios no se dé cuenta hasta que haya pasado un tiempo. ¿Cuál es la razón?
Según la experiencia del profesional técnico de Remica Servicios Energéticos, esto sucede porque cuando las instalaciones térmicas fallan y dejan de producir agua caliente gracias a la energía solar (que es gratuita), entra en funcionamiento la caldera, que sí consume combustible y que, por tanto, hace que aumente la factura energética.
Lo grave de esta situación es que, si tarda mucho tiempo en detectarse la avería, puede que el problema aumente y, en consecuencia, se necesite realizar una derrama para que el campo solar pueda volver a funcionar. ¿Se puede prevenir esta situación?
1.Identificar los problemas potenciales
Algunos de los fallos más comunes son que se produzcan fugas o, en época de frío, que no se haya echado anticongelante al circuito de energía solar térmica, por lo que termina reventando alguno de los paneles.
2.Revisiones frecuentes VS sistema de regulación y control
Para evitar este tipo de situaciones lo aconsejable es que dispongan de un buen sistema de regulación y control, como la telegestión, que mantenga la instalación permanente monitorizada y que alerte al mantenedor al instante si se produce cualquier tipo de avería en el campo solar como una baja presión, exceso de temperatura, fugas, etc.
Una solución que, en muchos casos, llega a compensarse con los ahorros energéticos que se obtienen. Y es que, no hay que olvidar que cuanto mejor rendimiento tenga la instalación solar térmica, menos combustible se consumirá.
Si no disponen de un sistema de regulación y control, se deberían realizar revisiones de la instalación solar térmica al menos cada quince días. Sin embargo, esta solución no suele ser viable debido a su elevado coste, por lo que muchas veces las revisiones se hacen cada tres meses y entonces los problemas han comenzado a ser graves, incluso con paneles que han llegado a reventar.
3.Gestión energética
Si, además de un mantenimiento adecuado se contrata un servicio de gestión energética, que optimice el funcionamiento del conjunto de la instalación térmica, los beneficios energéticos y económicos se multiplican.
Gracias a una gestión energética el ahorro se consigue mediante medidas planificadas, llevadas a cabo con el objetivo de utilizar la mínima cantidad posible de energía dando un servicio adecuado, manteniendo o incluso mejorando los niveles de confort.
Asimismo, la empresa encargada de realizar la gestión energética comparte el riesgo de una mala explotación de los elementos que conforman la instalación de producción de energía. Si la generación y transporte de la energía no es eficiente, será el gestor energético y no el cliente final el que verá mermada su cuenta de resultados.
4.Contratar un buen servicio de mantenimiento
En lo que respecta a instalaciones térmicas no conviene escatimar ya que, “lo barato sale caro” y, si debido a un mal mantenimiento de la instalación solar es necesario realizar arreglos después, el gasto es doble: no solo no obtenemos energía gratuita del sol para producir agua caliente (y calefacción en algunos casos), sino que además la cuantía del arreglo puede ser elevada para poder poner en marcha de nuevo la instalación.
En Remica disponemos de más de tres década de experiencia en la gestión y rehabilitación de instalaciones térmicas. ¿Tienes dudas? Déjanos un comentario al final de este artículo y te responderemos.
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