Convertirse en un gestor de equipos es lo que demandan a día de hoy las empresas. La figura de jefe ha sido sustituida por este nuevo cargo y muchos se preguntan en qué se diferencian. El directivo autoritario ha desaparecido, ahora es un líder comprometido, entrenador del equipo.
Empresas y empleados ya no demandan jefes, sino personas que sepan liderar equipos, escuchen a sus empleados y que contribuyan al desarrollo de profesionales, en definitiva, un gestor de equipos. Actualmente existe un cambio de tendencia en el mercado: la comunicación bidireccional, el respeto y la confianza son claves para dirigir un equipo y convertirse en un buen gestor.
Los jefes con una filosofía de gestión basada en el poder formal y la jerarquía no tienen lugar en la empresa el sigo XXI. Es el momento de los gestores de equipos, que escuchen, sean coherentes, consecuentes y claros en la asignación de tareas.
La comunicación es clave para conseguir estos objetivos, según el informe de Otto Walter “¿Qué esperas de tu jefe?”, es el valor más apreciado por los empleados, pero con un matiz: debe ir acompañada de comportamientos lógicos.
Empatía y liderazgo son dos valores que los expertos en liderazgo aseguran, no se ponen en práctica. Pocos gestores han desarrollado esas capacidades y en ocasiones han propiciado precisamente lo contrario. Los colaboradores desean una mayor orientación al aprendizaje continuo, por lo que valoran el feedback y la posibilidad de desarrollo personal, según señala la profesora de comportamiento organizacional del Instituto de Empresa, Margarita Mayo.
¿Existen distintos tipos de gestores de equipos?
No existen estilos para la gestión de equipos sino gestores que se comportan de forma diferente en contextos diferentes, por eso vamos a exponer tres tipos de líderes que podemos encontrarnos en las organizaciones:
- Gestor burocrático: El cumplimiento de las normas, tanto de las escritas como del resto, se ve favorecido en mayor medida por el reconocimiento a las personas que en ocasiones las siguen.
- Gestor ídolo: Para conseguir que los equipos hagan las cosas como esperan que se hagan, es efectivo concretar lo que se espera de ellos y reconocer su valor proporcionando a los colaboradores la formación y entrenamiento necesarios, supervisar y reconocer los avances y transmitir aquellos comportamientos que son considerados efectivos.
- Gestor democrático: La figura opuesta a un gestor de equipos autosuficiente es el líder democrático, que acerca su posición a la de sus colaboradores y crea un entorno de participación.
¿Cuáles son las claves para ser un gestor de equipo perfecto?
A continuación señalamos una serie de claves que deben seguir los gestores de equipos para ser considerados de una manera positiva:
- Desarrollar el aprendizaje.
- Asegurar la consecución de objetivos.
- Saber motivar, escuchar y delegar funciones entre los componentes de su equipo.
- Hacer crecer a su equipo, exigir y dar formación.
- Trabajar en equipo: tener la capacidad de dirigir y gestionar desde arriba pero también para bajar de nivel y solucionar desde abajo los problemas en épocas de crisis.
- Llevar a cabo una adecuada toma de decisiones después de un proceso analítico.
- Dar respuesta a los problemas y ser capaz de generar reflexiones en los integrantes del equipo.
- Contar con la colaboración de personal que aporte soluciones.
- Promocionar a los colaboradores.
- Tener confianza en sí mismo y empatía.
- Capacidad de comunicación y adaptación.
- Analizar el estilo de dirección y ver las consecuencias de las acciones sobre el grupo, la organización y las propias capacidades.
- Tener disposición a cambiar y motivación.
- Conocer bien las fortalezas y debilidades para ser un buen modelo de cara a los subordinados.
- Solicitar consejo ante situaciones de alta complejidad y tomar decisiones después de hacer generado más de una opción.
La psicología laboral distingue varios tipos de liderazgo. Según un informe realizado por la empresa de gestión de recursos humanos Adecco, para el 36,4% de los colaboradores, el estilo de liderazgo que mejor describe a su superior es el democrático, que se caracteriza, como hemos comentado, porque es el líder el que toma decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las opiniones de sus colaboradores.
Junto a una mayor valoración del papel del líder, crece también la exigencia sobre éste. En esta línea un 30,3% de los empleados considera que su jefe es autocrático, es decir, que él es el único en el grupo que toma las decisiones sobre el trabajo y la organización, sin tener que justificarlas en ningún momento. Este tipo de liderazgo, que representa el segundo más extendido, es el menos deseado por los colaboradores, solo un 4%, según el informe.
Un 22% opina que el estilo desarrollado por su jefe es el carismático, es decir, que se centra en su capacidad de generar entusiasmo e implicación entre sus empleados. Por último un 11% consideras que es ‘paternalista’, lo que supone confianza por parte de sus trabajadores y la toma de la mayor parte de las decisiones, además de la entrega de premios y recompensas.