Encontrar el grado de asertividad adecuado es uno de los retos a los que se enfrenta cualquier trabajador en su entorno laboral. Si nos pasamos de asertivos estaremos cayendo en la agresividad. Por eso, en este artículo vamos a tratar no solo los beneficios que conlleva tener un comportamiento más asertivo, sino como debemos moderar y modular el mismo para no sobrepasar los límites.
Un déficit de asertividad provoca que sean los trabajadores los que se pongan trabas a la hora de conseguir sus propios objetivos, mientras que un exceso de asertividad por el contrario, crea perturbaciones en el resto de compañeros y perjudica el rendimiento del grupo. Entonces, ¿cómo se puede encontrar el equilibrio?
Percibir cuán asertivos somos es complicado, pues una persona puede pensar que está siendo muy asertiva y, por el contrario, ser percibido por los demás como demasiado dócil o muy agresivo. La buena noticia es que las personas tenemos un amplio margen de mejora. Los límites de la asertividad se pueden trabajar constantemente, pues siempre es necesaria una adaptación del comportamiento en los diferentes contextos y situaciones que se van presentando.
Beneficios de la asertividad en el entorno laboral
En la mayoría de ocasiones pasamos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con la familia y los amigos, por lo que establecer una relación sana con ellos es vital para el buen desarrollo de nuestra labor y nuestro bienestar dentro de la empresa.
Dentro de esta relación social establecida en el ámbito laboral juega un papel muy importante la asertividad. Lograr el equilibrio entre la pasividad, donde otros violan nuestros derechos, y la agresividad, donde somos nosotros los que no respetamos los de los demás, es el ideal que se busca alcanzar con una actitud asertiva.
El sentirse respetado y libre para mostrar las opiniones con naturalidad provoca un nivel menor de estrés, permite una mayor creatividad y aumenta la motivación por el trabajo. Los trabajadores superan sus limitaciones, tienen más facilidad para conseguir los objetivos propuestos y son más influyentes en su entorno más próximo, lo que contribuye a la creación de un grupo humano que trabaja enfocado en unos objetivos y mejorar la participación de todos sus miembros. Todos estos beneficios se traducen en un aumento de la productividad muy positiva para la empresa.
Según los expertos las personas asertivas no solo logran los beneficios sociales anteriormente expuestos, sino que también ganan más dinero. El comportamiento asertivo se ve reflejado en sueldos superiores. Los trabajadores que se defienden y luchan por sus propios intereses, y no tienen miedo a expresar la necesidad de un aumento de sueldo cuando piensa que lo merecen, lo obtienen con más facilidad que el que espera ver reconocido su valor y esfuerzo sin ponerlo de manifiesto.
De la asertividad a la agresividad hay un paso
Como hemos visto, apostar por un comportamiento más asertivo tiene múltiples beneficios en el entorno laboral pero también puede ser contraproducente si nos excedemos con nuestra actitud asertiva.
La asertividad se puede aprender y trabajar para mejorar día a día pero, si tratamos de hacer valer nuestros derechos por encima de todo y de todos, puede que estemos hablando más de agresividad. Un exceso de asertividad no solo supone anteponer nuestros deseos a los del resto, sino que ni siquiera se presta atención a las necesidades ajenas. Nuestros derechos se anteponen a todo, lo que nos convierte en alguien insoportable y déspota.
El poder o el mando de algunas jerarquías no se puede confundir con el autoritarismo. A continuación exponemos algunas de las claves para lograr que la asertividad triunfe por encima de la agresividad:
- Actuar y hablar con respeto. Es la base de la asertividad. Lo esencial es mantener el respeto por las personas a la hora de comunicar nuestras opiniones y deseos.
- Valorar el talento ajeno, no solo el propio. Todas las personas son necesarias en el equipo y cumplen una labor fundamental, que hay que saber poner en valor y reconocer.
- Transmitir el mensaje de manera consciente y responsable, es decir, exponer y defender nuestras ideas de forma clara y congruente.
- Saber decir gracias, por favor y lo siento. Hablar con educación, saber agradecer, pedir y sobre todo disculparse ante un posible error nos hará más humanos y favorecerá el buen ambiente laboral.
Con estas cuatro claves lograrás que tu intento de ser más asertivo no se convierta en una actitud agresiva y perjudicial en tu entorno de trabajo.