Hemos tratado en numerosas ocasiones la asertividad y como mejorarla. La asertividad es una habilidad y un estilo de comunicación que se sitúa entre la agresividad y la pasividad, la cual te permite defender tus derechos y expresar tu opinión de manera libre, clara, directa y desde el respeto hacia los demás.
La importancia de mejorar la asertividad, aprende a decir “no”
La persona asertiva sabe decir “no” y es capaz de mostrar sus opiniones y posicionamientos de forma clara (por ejemplo, manifestando un razonamiento con el fin de justificar una idea, un sentimiento o una petición). La persona asertiva expresa comprensión hacia las visiones, los sentimientos y las demandas de los demás. Conozca sus propios derechos y los defiende sin el objetivo de ganar, sino a llegar a un acuerdo. Su habla es fluida y segura. Mantiene un contacto ocular directo y una posición corporal relajada. Además posee capacidad para discrepar abiertamente dando forma a los propios gustos e intereses, pidiendo aclaraciones y diciendo “no” cuando sea necesario. Los sentimientos que frecuentemente van asociados a la persona asertiva y responden a una buena autoestima, una sensación de control emocional y una elevada satisfacción en las relaciones personales.
La persona pasiva muestra poco deseo de confrontación o llamar la atención sin importar que haciendo esto no valora sus propios derechos, suele defender a los demás pero no defiende sus intereses personales. El comportamiento que habitualmente observamos viene caracterizado por un tono de voz bajo, un habla poco fluida y la evitación del contacto ocular.
La persona sumisa denota una importante inseguridad sobre el propio discurso pensando y su figura en relación a los otros, al mismo tiempo que manifiesta frecuentes quejas a terceros. Los sentimientos más recurrentes de la persona pasiva están relacionados con la impotencia, la culpabilidad, la frustración y la baja autoestima.
Mejorar la asertividad frente a la comunicación agresiva
La persona agresiva defiende en exceso los derechos e intereses personales sin tener en cuenta los de los demás. El comportamiento que a menudo observamos desde este estilo de comunicación es un tono de voz elevado, un habla tajante, un ritmo de conversación rápido y precipitado, un contacto ocular retador, y una clara tendencia al contraataque.
Algunos de los pensamientos que puede presentar la persona agresiva son: “lo que tú pienses no me interesa, únicamente importo yo”, “no cometo errores”, “la gente debería ser como yo”, etc. La ansiedad creciente, la soledad, la culpa, la sensación de falta de control, la frustración y la baja autoestima son sentimientos que están íntimamente ligados.
¿A qué se debe la falta de asertividad?
Existen cuatro causas principales por las cuales una persona puede presentar problemas de asertividad:
La primera causa la observamos cuando la persona no ha aprendido a ser asertiva o lo ha hecho de un modo inadecuado. Las conductas o habilidades para ser asertivo se aprenden: son hábitos o patrones de conducta que por imitación o refuerzo (padres, abuelos o personas que nos criaron son los principales modelos). No existe una personalidad innata asertiva o no asertiva, esto se desprende de la misma forma que se aprende a ser agresivo o pasivo
La segunda causa aparece cuando la persona conoce la conducta apropiada pero la ansiedad le impide llevarla a cabo. En este caso existe una asociación con una o más experiencias altamente desagradables y traumáticas que ha podido limitar o bloquear la respuesta asertiva.
La tercera cauda es aquella en que la persona no conoce o rechaza sus derechos (por ejemplo fruto de una educación que ha convertido a aquel individuo en sumiso).
Por último la cuarta causa la vemos cuando la persona posee unos patrones irracionales de pensamiento (esquemas mentales concretos y creencias asociadas) que le impiden actuar de forma asertiva.
¿Ser asertivos está relacionado con el amor propio? Así es, ser asertivos nos ayuda a ser tratados con respeto, a expresar los propios sentimientos y opiniones, a ser escuchados, a saber decir no sin sentir culpa, a hacer peticiones, a ser independientes, a gozar y disfrutar, a sentirnos relajados y dedicar un tiempo para nosotros.
El hecho de establecer una comunicación poco asertiva puede provocar conflictos interpersonales, frustración, sentimientos de culpa, baja autoestima, tensión, soledad, y pérdida de control. Con un estilo de comunicación asertivo uno resuelve más fácilmente los problemas, se siente más relajado, más a gusto consigo mismo, satisfecho y, de este modo, obtiene más fácilmente lo que desea sin generar conflictos.
Beneficios de ser asertivo:
- La asertividad nos permite tener una mayor sensación de control sobre el entorno y sobre nosotros mismos.
- Tener control sobre uno mismo y poner límites mejora la autoestima.
- La asertividad no busca el conflicto, sino que se basa en la comunicación eficiente y, por tanto, empodera a la persona.
- Mejora el bienestar y la satisfacción vital y ayuda a vivir situaciones y experiencias más gratificantes, por lo tanto eres más feliz.
- Mejora la comunicación entre los actores de una relación.
- Provoca una mejora en las relaciones interpersonales que es fruto de una mejor comunicación, honestidad y sinceridad.
- Mejora el autoconocimiento y la gestión emocional.
- Permite resolver conflictos y evitar que los problemas se magnifiquen fruto de la no expresión de las necesidades y las emociones de uno mismo.